*La Propuesta de Reforma a las Pensiones, Ahogará a las Empresas
Por Jesús Michel Narváez
Ciertamente la política pensionaria de México es pobre por decir lo menos. Los trabajadores que están por convertirse en la primera generación en recibir la jubilación después de 25 años de magros ahorros, apenas si recibirán el 30 o 40 por ciento de sus ingresos actuales. Un drástico cambio en la forma de vivir.
La propuesta formulada por el Ejecutivo federal y explicada ayer por el secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, coloca a los empresarios, a los que crean los empleos formales, en una encrucijada difícil de resolver.
Porque la iniciativa de ley establece que el empleador ya no aportará el 5.15 sino el 13.87 por ciento, es decir, un incremento de 125 por ciento con respecto al pago actual.
Hay razón y válida para que los trabajadores tengan un final feliz en sus vidas y no que pasen penurias y en ocasiones hasta hambre. Sin embargo, bajo las condiciones económicas del país será difícil instrumentar la medida en el corto plazo. No hay forma de que la economía se recupere en los próximos meses e incluso los siguientes cinco años. ¿Cómo y de dónde sacará el empresario los recursos para cubrir su parte?
Además se plantea reducir el número de semanas de cotización y pasar de mil 250 a 750, lo que representa un acortamiento de 10 años para obtener la pensión “digna”, como la define el funcionario federal.
Hacer planteamientos que puedan arruinar la maltrecha economía y las finanzas de las empresas, no dejan de ser buenos deseos. La iniciativa, de acuerdo con el anuncio del presidente López, cuenta con el respaldo del empresariado y debe ser verdad completa, porque el presidente del Consejo Coordinador Empresarial -¡ya volvió a Palacio!- Carlos Salazar Lomelí, considero la propuesta como “histórica” y estimó que beneficiará a 20 millones de trabajadores.
De acuerdo a las palabras presidenciales también participaron los dirigentes de las centrales obreras, que aportaron elementos para la propuesta.
Todo suena muy bien. Sin embargo, las microempresas no tendrán los recursos para la nueva aportación y una respuesta al problema será tener menos empleados, lo que representará que miles, cientos de miles y quizá millones de personas no cuenten con un empleo fijo y por tanto no tengan derecho a cotizar y su futuro será más oscuro que la conciencia de quien pide no usar cubrebocas “porque no sirven para nada” y no frenan el contagio del Covid-19.
Habrá que esperar las discusiones en las Cámaras del Congreso de la Unión. Por cierto, la cámara de origen será la de Diputados y la revisora el Senado de la República.
Sin duda, que los trabajadores cuenten con ahorro que le sea suficiente para retirarse es una buena noticia. El cómo lograrlo, es en donde está el meollo del asunto. Sin empresas ricas no habrá pensiones abundantes. Una elemental ecuación financiera.
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