Por Gerardo Lavalle
Mientras millones de familias mexicanas no tienen para cubrir sus necesidades básicas y el IMSS admite que un millón 113 mil empleos se perdieron durante la pandemia, que no ha terminado, el presidente López tuitea: salí a comer con Beatriz a El Cardenal.
¡Habrase visto mayor insensibilidad!
Para los que no conocen El Cardenal –que tiene varias sucursales en la Ciudad pero su primer restaurante se ubica en las calles de Palma, en el Centro Histórico- es uno de los lugares en donde mejor comida mexicana se come pero no es ¡barato!
Claro, con el salario presidencial y el de su esposa que cobra como investigadora nivel 3 en el Conacyt, como diría el cronista de Tepito: que tanto es tantito.
Más allá de lo que pueda costear la pareja presidencial –aunque no haya primera dama-, lo cierto es que la acción representa una falta de respeto para los que perdieron todo, hasta el modito de andar.
Seguramente se trató del “festejo por la gira a Estados Unidos” o bien que a Chumel Torres ya le quitaron los programas en la televisión de Estados Unidos. A lo mejor porque la “pandemia ahora sí está controlada” o porque Emilio Lozoya “cantará y sacará su mejor Do de Pecho” en cuanto comiencen los interrogatorios en la Fiscalía General de la República.
¡Todo es posible en la 4t!
Como diría el ínclito de Juárez: ¿Pero qué necesidad de exhibirse en redes sociales?
Si fueron a comer, háganlo en privado y no despierten las envidias acompañadas de la ira de los que, gracias al mal manejo de la economía y el odio a los periodistas críticos, solamente miramos de lejos los buenos restaurantes.
Como diría Fidel Castro en sus momentos de gloria: “La historia me juzgará”… al presidente López y a su esposa, ya los juzgan y no son todavía historia.
¡Pena ajena!