A pesar de que los gobiernos de todo el mundo han adoptado medidas de política extraordinarias para afrontar la crisis económica por COVID-19, el Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó a hacer hincapié en tres prioridades.
Para el FMI es indispensable que durante la fase de recuperación se apliquen estímulos fiscales para impulsar el crecimiento y el empleo.
También llamó a reforzar las redes de protección social, ampliar el acceso a una educación de calidad, agua limpia y saneamiento, e invertir en infraestructuras climáticamente inteligentes.
Para aquellos países sin recursos financieros suficientes, el Fondo Monetario y el Banco Mundial promovieron la suspensión del servicio de la deuda. El G20 respondió con suspender el reembolso de los créditos bilaterales oficiales de los países más pobres a partir del 1 de mayo de 2020 y hasta fin de año.
La segunda medida sería promover los programas educativos para evitar la ‘pobreza de aprendizaje’, que significa no saber leer ni entender un texto sencillo a los 10 años.
El FMI señala que sus estudios apuntan a que una baja educación escolar podría reducir los ingresos de las personas a lo largo de toda su vida y hacer que esto se transmita de generación en generación.
La tercera sugerencia para librar la crisis económica por COVID-19 es aprovechar la tecnología financiera, ampliando el acceso de los hogares de bajo ingreso y las pequeñas empresas a los productos financieros.
Pero con las tecnofinanzas vendrán riesgos, por lo que los gobiernos tendrían que crear reformas para promover la competencia, mejorar la protección del consumidor y luchar contra el lavado de dinero.
En los tres ámbitos, el FMI trabaja con el Banco Mundial y otros socios para respaldar a los países en tiempos de crisis.