El principal responsable científico en la lucha contra el coronavirus en Estados Unidos, Anthony Fauci, describió al virus como su “peor pesadilla” y advirtió de que el país “aún” está “en el principio” de la pandemia, en un tono más pesimista que el que suele utilizar el presidente norteamericano, Donald Trump.
El responsable del Instituto Nacional de Alergología y Enfermedades Infecciosas estadounidenses aseguró durante una entrevista en la Organización de Innovación de Biotecnología que el virus surgido en la ciudad china de Wuhan cumple todos los criterios de los peores escenarios, como son que es nuevo, fácilmente transmisible, afecta a las vías respiratorias y tiene una capacidad relativamente alta de causar graves daños a los enfermos.
Fauci reconoció que él mismo se vio sorprendido por “lo rápido que se extendió por el planeta”, en “alrededor de un mes”. “¿Cuándo va acabar? Aún estamos en el principio”, dijo, reconociendo también que apenas se sabe nada de esta nueva enfermedad, especialmente de los efectos a largo plazo, según el portal estadounidense The Hill.
El epidemiólogo es uno de los rostros más visibles de la respuesta de la Administración Trump en los primeros compases del brote, pero en las últimas semanas, ya desde un segundo plano, se ha desmarcado en varias ocasiones de los criterios del presidente, discrepando en temas que van desde la reapertura económica al uso de mascarillas.
Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia en todo el mundo al superar los 2 millones de casos de contagio, mientras que la cifra de muertes rebaso los 112 mil.
Algunos medios locales han reportado el repunte de casos de contagio en algunos estados debido a la relajación de medidas de desconfinamiento y por las actuales protestas sociales en el país.
Pese a estas cifras desalentadoras, el presidente estadounidense anunció que celebrará en las próximas semanas mítines electorales en los estados clave de Florida, Arizona y Carolina del Norte, además de Oklahoma, bastión republicano, pese al continuo avance del coronavirus.
El mandatario hizo ese anuncio en la Casa Blanca, en la que ninguno de los asistentes llevaba mascarilla.