La pandemia de coronavirus COVID-19 ha provocado una importante recesión de la economía mexicana, que puede provocar un desplome del Producto Interno Bruto (PIB) este año del 8.6 por ciento en caso de una nueva ola de la enfermedad, que será del 7.5 por ciento si no se produce ese escenario.
Según indica el informe semestral de perspectivas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicado este miércoles, la recuperación mexicana el año próximo sería débil, con una subida del 2 por ciento si repunta el COVID-19, o del 3 por ciento si eso no sucede.
En ambos casos, el PIB se mantendrá a finales de 2021 por debajo del registrado en 2019, porque el turismo y la exportación necesitarán tiempo para recuperar sus niveles anteriores a la crisis, lo que tendrá un impacto particularmente negativo en los sectores más vulnerables de la población.
El virus ha provocado una contracción económica, un desplome del turismo, una caída de los precios del petróleo y un impacto de las medidas de confinamiento que se han dejado ya notar en el primer trimestre del año.
Dada la gravedad de la recesión, la OCDE estima que el Gobierno deberá incrementar las medidas de apoyo fiscal ya adoptadas, pese al escaso margen que posee, porque eso favorecerá la recuperación.
Su objetivo deben ser los trabajadores más afectados, tanto fijos como eventuales, y el apoyo a empresas amenazadas de cierre.
Además, considera clave que se recupere la inversión privada para sustentar la recuperación, lo que precisa de una reducción de las medidas reguladoras y un descenso de la incertidumbre que pesa sobre la situación económica.
El país perdió medio millón de empleos fijos en el primer trimestre, más de los creados en todo el año anterior, los ingresos por turismo se derrumbaron y las inversiones se refugiaron en valores seguros, además de que el peso sufrió una importante devaluación.
La tasa de desempleo se situará en el 7 por ciento en 2020, un máximo histórico en el país, y aumentará la precariedad laboral, mientras que la deuda pública superará el 55 por ciento del PIB.
Pero el país goza de una situación financiera en la que las arcas públicas tienen reservas que cubren más del doble de las necesidades brutas de financiación anual, incluida la deuda externa a corto plazo.
El Gobierno adoptó medidas adecuadas de sustento a la economía, según la OCDE, incrementó el gasto sanitario y adelantó subsidios y pensiones, lo que contribuyó a reducir el impacto económico de la crisis.
La recuperación dependerá en buena medida de lo que suceda en Estados Unidos, por la fuerte dependencia del mercado exterior que tiene la economía mexicana y porque a mediados de este año está previsto que entre en vigor el nuevo acuerdo comercial que también integra a Canadá.
La OCDE recomienda al país que refuerce el sistema sanitario, en previsión de un nuevo rebrote.
Considera que el país goza de cierto margen fiscal por las medidas de austeridad adoptadas en el pasado y cree que debe concentrarse en el apoyo a los trabajadores que hayan perdido sus empleos.