Cientos de personas en Minneapolis recordaron a George Floyd, el afroamericano cuya muerte bajo custodia policial desencadenó una ola de protestas en todo el país que llegaron a las puertas de la Casa Blanca y encendieron un debate sobre racismo y justicia.
El reverendo y activista por los derechos civiles Al Sharpton fue el encargado de la elegía, en la que afirmó que Floyd «no murió de una enfermedad común, sino que murió por un mal funcionamiento de la justicia criminal de Estados Unidos».
«Quiero que no nos sentemos aquí y actuemos como si tuviéramos un funeral programado. George Floyd no debería estar entre los fallecidos. No murió por problemas de salud comunes. Murió por un mal funcionamiento de la justicia penal estadounidense».
Al grito de «No puedo respirar» protestan en EU por muerte de George Floyd a manos de policías
«La historia de George Floyd ha sido la historia de los negros, porque desde hace 401 años atrás, la razón por la cual nosotros nunca pudimos ser quienes queríamos ser es porque ustedes mantuvieron su rodilla sobre nuestro cuello», dijo el reverendo.
«Lo que le pasó a Floyd pasa todos los días en este país», dijo Sharpton. «Es el momento de que nos pongamos de pie y en nombre de George digamos: saca esa rodilla de mi cuello», agregó recibiendo una ovación.
El abogado de la familia, Ben Crump, prometió «justicia» en el caso, por el cual están procesados cuatro oficiales.
Crump afirmó que Floyd murió por la «pandemia del racismo y de la discriminación», después de que la autopsia de Floyd confirmara su fallecimiento por asfixia y revelara también que estaba infectado con el coronavirus.
La ceremonia, con música y fuertemente marcada por las restricciones del coronavirus, mezcló testimonios íntimos de la familia con la presencia de activistas como el reverendo Jesse Jackson y políticos como la senadora de Minnesota Amy Klobuchar y el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey.
El ataúd dorado con sus restos fue colocado delante de una proyección que muestra un mural pintado en el lugar donde murió Floyd, y donde ahora hay un memorial improvisado con flores y mensajes.
La mayoría de los asistentes portaban mascarillas, algunos con la leyenda «No puedo respirar», las últimas palabras pronunciadas por Floyd cuando el policía Derek Chauvin lo inmovilizó presionando la rodilla contra su cuello durante ocho minutos y 46 segundos.
En un momento de la ceremonia, los asistentes guardaron silencio durante este mismo espacio de tiempo.