Por Jesús Michel Narváez
Aquí, en este espacio, se lo dije: Marcelo Ebrard está acaparando muchos reflectores y demasiadas responsabilidades. Lo dejarán seguir hasta que el presidente López se sienta desplazado y lo relegará.
Ya ocurrió. Porque la nueva estrella de la 4t tiene nombre y apellidos: Hugo López-Gatell Ramírez, quien osa contradecir a su jefe máximo, al que el Covid-19 jamás contagiará porque el Presidente tiene “fuerza moral” que lo hace súper poderoso.
Ebrard sin duda el miembro del gabinete con mayor preparación política, porque es operador electoral, su paso por diversas responsabilidades lo llevaron a competir con el hoy presidente por la candidatura presidencial en 2012, pero “perdió” en la encuesta y dejó libre el camino para la segunda derrota del líder morenista. En aquel entonces todavía ambos eran perredistas, partido del que renegaron y se fueron sin previo aviso.
López-Gatell era un desconocido si bien ya fue director de epidemiología durante el gobierno de Felipe Calderón y lo que se sabía de él era que había sido despedido por fallar en el tratamiento de la pandemia H1N1 que en 2009 surgió en México y se exportó al mundo. Algo así como los Ángeles Azules cuyo lema es “de Iztapalapa para el mundo”.
Designado Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, su especialidad es la medicina interna y tiene maestría en ciencias médicas por la Universidad Johns Hopkins, ahora es el “rock-star” de la política. Le encantan los reflectores y estar ante el micrófono y las cámaras. Tiene facilidad de palabra y aunque en muchas de las entrevistas que le realizan hay preguntas preparadas para las que tiene respuestas sorprendentes. Pareciera un genio con memoria fotográfica.
Su presencia cotidiana mañana, tarde y noche ante periodistas, acompañado por el presidente López y encabezando el informe nocturno de cómo va el país frente al Covid-19, ha permitido que la gente lo conozca y ello da pie para señalarle que hay manipulación de cifras y que la estrategia es que no hay estrategia.
Cambia las fechas como el clima en Xalapa, Veracruz. Allá en donde las cuatro estaciones y no las de Vivaldi ocurren en las 24 horas del día. La gente se da cuenta de que las cifras que se manejan no coinciden con la realidad y algunos gobernadores hasta lo han encarado públicamente por no presentar la verdad en el número de fallecidos. El caso concreto lo representó Jaime Bonilla, de Baja California.
Y mientras los reflectores doraron la piel de Ebrard y se guardó, a López, el vocero sanitario, el bronceador le impide romper el color amarillo burocrático. Pero es el “hombre del Presidente” y con eso basta y sobra en la 4t… hasta que el número uno se canse de ser desplazado.
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