Europa, China y la OMS buscan que cualquier vacuna sea “bien público”

Dirigentes internacionales, como la canciller federal de Alemania, Angela Merkel; los presidentes de China, Xi Jinping, y de Francia, Emmanuel Macron, así como la Organización Mundial de la Salud (OMS), quieren que cualquier vacuna contra el nuevo coronavirus sea un bien público mundial, pero el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, tiene otra prioridad: inmunizar a todos sus compatriotas.

La OMS, Europa y las organizaciones no gubernamentales involucradas en la lucha contra el Covid-19 quieren establecer un mecanismo sin precedente de distribución equitativa, que tenga como prioridad la vacunación prioritaria del personal sanitario de todos los países afectados, después de trabajadores esenciales (policías y transportistas), antes que el resto de la población.

Detrás del principio del bien público mundial subyacen en realidad dos problemas distintos: la propiedad intelectual y la distribución de las primeras dosis.

A Trump, urgido por volver a la normalidad, la solidaridad internacional no es algo que le quite el sueño: su gobierno tiene la meta –altamente hipotética, pues los ensayos clínicos apenas comienzan– de contar con 300 millones de dosis para vacunar en enero a todos los estadunidenses, refirió Afp.

Su mentalidad es muy insular, muy xenófoba; todo lo contrario de lo que se necesita para controlar una pandemia, estimó Sten Vermund, decano de la escuela de salud pública de Yale.

África reclama el fármaco sin patente, pero es poco probable que se aplique porque los laboratorios querrán recuperar sus multimillonarias inversiones.

La vacuna probablemente no será gratuita. En cuanto al precio, varios grupos se han comprometido a cubrir sólo sus costos de producción. La máxima garantía contra una eventual nacionalización de ese producto químico será construir fábricas en varios continentes. Farmacéuticas como Moderna y Sanofi comienzan a organizarse para producirlas en sus laboratorios internacionales.

En la carrera para encontrar un antídoto, las grandes farmacéuticas también compiten para hallar lo antes posible anticuerpos monoclonales, capaces de neutralizar al virus. Este método se utiliza desde hace 30 años para tratar el cáncer o enfermedades inflamatorias, y podrían servir también contra el Covid-19.

Hasta ayer la pandemia ha dejado 332 mil 425 muertos registrados, 5 millones 97 mil 994 contagiados y un millón 946 mil 312 pacientes recuperados en el mundo, de acuerdo con un reporte de la Universidad Johns Hopkins.

Europa, en tanto, debe prepararse para una segunda ola del coronavirus, advirtió la directora del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, Andrea Ammon, en entrevista con el diario británico The Guardian, después de que varios países de esta región continúan con los desconfinamientos.

La cuestión no es saber si habrá una nueva ola de contagios, sino cuándo sucederá y cuál será su alcance, afirmó Ammon, cuando el patógeno ya dejó más de 170 mil muertos en Europa, tres cuartas partes de ellas en Reino Unido, Italia, Francia y España, según la agencia de noticias internacionales Afp.

El coronavirus causó, entre marzo y abril, 19 mil decesos más en Italia que los anunciados por las autoridades, reportó el Instituto Nacional de la Seguridad Social, que consideró poco fiable el balance oficial de 32 mil 486 fallecidos.

Por quinto día, la cifra de muertos en España se mantuvo por debajo de las 100, mientras el gobierno indicó que no se abrirá al turismo extranjero hasta julio, una vez que se pueda garantizar la seguridad tanto para la población local como para los visitantes.

El primer ministro de Líbano, Hasan Diab, advirtió de que el país está al borde de una emergencia alimentaria derivada de la crisis económica por los confinamientos y aseguró que muchas personas no podrán comprar artículos de primera necesidad.

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