Por Jesús Michel Narváez
Ambiciones desmedidas que pretenden cambiar al mundo no solo a México.
Proponer que el Producto Interno Bruto (PIB) y crecimiento son términos que deben entrar en desuso, raya en la pérdida del equilibrio mental.
Pero eso propuso Andrés Manuel López Obrador, quien lanzó su nuevo proyecto: en lugar de lo material hay que pensar en lo espiritual.
O sea: ¿Tiene usted hambre?… simple, no coma garnachas tampoco tacos de carnitas… mucho menos una rica torta de La Castellana (porque es a donde van los fifís)… llénese el estómago con un cachito de alma y tan, tan.
En su galimatías económico, el hombre que aspira a ser el “mejor Presidente de México” –lo que equivale a desplazar a Juárez, su guía-, estableció que en vez de crecimiento habría que hablar de desarrollo y que en lugar de Producto Interno Bruto, se tendría que hablar de bienestar.
“Hay que cambiar ya con todo eso y no creer tanto en esas cosas”, pontificó desde el púlpito instalado en el Salón Tesorería de Palacio Nacional.
Entiendo su preocupación, quizá su miedo, o tal vez terror a la verdad. Ahora que México se ha convertido en el país cuyo PIB decaerá hasta 10 puntos, las deudas aumentaron, los requisitos para obtener se endurecieron y la pobreza será generalizada.
Sin alimentos suficientes, sin dinero para comprarlos –no hay cosa más cara que la que no se puede comprar, diría en sus tiempos José López Portillo-, sin empleo, sin industrias, sin energías limpias, sin petróleo que vender porque nadie lo adquirirá, sin el respaldo de los ciudadanos con el que llegó al poder, es entendible que así como borra la Constitución y las leyes que de ella emanen, pretenda desaparecer como buen mago, los términos que son universales para el manejo de las finanzas.
Se advierte que López Obrador no entiende que no entiende y que las reglas globales no las fija él, lo hacen quienes tienen los recursos y son las economías más grandes del mundo. México forma para del G-2o por una concesión y porque hasta antes de 2019 mantuvo un crecimiento sostenido, mediocre si usted quiere, pero crecimiento.
En lo que serán sus dos primeros años de gobierno, López Obrador habrá hundido la economía como nunca de acuerdo con los registros oficiales.
¿Qué mensaje hay entre líneas con eso de pensar en lo espiritual?
Por cierto, al finalizar con su “lúcido evangelio”, López Obrador dijo que hay una canción que dice: “No te dejes engañar cuando te hablen de progreso, porque tú te quedas flaco y ellos aumentan de peso” y los versos interpretados corresponden a la canción “Perdóneme Tío Juan” cantada por Alí Primera, un músico y activista venezolano…
Apueste para saber cuál canción mexicana de la sacrosanta revolución mexicana es capaz de tararear el señor López Obrador.
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