Este lunes tocó tierra en Vanuatu, archipiélago del Pacífico Sur, el ciclón Harold, azotando las islas con fuertes vientos y lluvias, lo cual obligó a abrir refugios de emergencia, rompiendo el protocolo de sana distancia, en lo que podría ser un panorama de lo que ocurrirá en otros lugares conforme otros desastres se entrelacen con la pandemia de coronavirus.
El ciclón Harold atacó a las Islas Salomón durante el fin de semana como una tormenta tropical, arrojando por la borda de un ferry a 28 personas, las cuales se presume están muertas, pero una vez que salió a mar abierto entre la isla Salomón y Vanuatu, Harold explotó para fortalecerse como un huracán de Categoría 4, con vientos de 233 kilómetros por hora (kph).
La tormenta mantuvo el estatus de Categoría 4 hasta tocar tierra en la isla más grande de Espíritu Santo de Vanuatu, donde se extendió por la parte sur, golpeando a la segunda ciudad más grande del país, Luganville.
Cuando el ciclón Harold cruzó el canal entre Espíritu Santo y las islas orientales de Vanuatu, explotó por segunda vez y sus vientos se aceleraron a 249.5 kph, en solo seis horas, convirtiéndose en una categoría 5 marginal, antes de tocar tierra en la isla de Pentecostés.
La tormenta se convirtió en un caso de intensificación rápida, lo cual se ha vuelto común debido al calentamiento global.
Vanuatu había instituido una política de distanciamiento social al prohibir las reuniones de cinco o más personas y la mayoría de los viajes internacionales y nacionales, pero tuvo que levantar la prohibición antes del ciclón Harold para alentar a las personas a buscar refugio.
Vanuatu no tiene casos registrados del nuevo coronavirus que se extiende por todo el mundo, pero eso puede deberse en parte a la falta de infraestructura de prueba. A fines del mes pasado, la isla esperaba una afluencia de equipos de prueba y ventiladores de China, según el Vanuatu Daily Post, pero no se sabe si llegaron antes de la tormenta.
Si hay personas con coronavirus en refugios contra ciclones, podría acelerar la propagación de la enfermedad que es fácilmente transmisible entre personas cercanas.
Los trabajadores de ayuda extranjera de países con casos confirmados de coronavirus como Nueva Zelanda, Australia y China, que regularmente asisten en la región, podrían aumentar las probabilidades de que el coronavirus se propague por la nación isleña. Eso generaría enormes riesgos, ya que el hospital mejor equipado, en la capital de Port Villa, sólo tiene dos ventiladores; el otro hospital, en Luganville, no tiene ninguno, según el informe del Daily Post, lo cual significa que cualquier brote de la COVID-19 podría convertirse rápidamente en mortal, incluso antes de conocer los daños causados por Harold a la infraestructura médica, eléctrica o de transporte.
Pero los desafíos que enfrenta Vanuatu no se limitan al mundo en desarrollo, ya que se espera que la temporada de huracanes en el Atlántico sea más intensa de lo habitual, y los estados del Golfo o la Costa Este en los Estados Unidos, como Louisiana, Georgia y Nueva York están lidiando con intensos brotes de la COVID-19.
Aunque se espera que la enfermedad alcance su punto máximo antes de que comience la temporada de huracanes en junio, el riesgo de una tormenta tropical inevitablemente planteará algunos de los mismos problemas sobre los refugios y la respuesta compuesta después de que pase una tormenta como ocurre en este momento en Vanuatu.
Harold no ha terminado su paso por el archipiélago; se espera que la tormenta siga siendo Categoría 4 y arribe a las islas Fiji a finales de esta semana, nación que ha reportado 14 casos confirmados de la COVID-19.