Las Proyecciones Oficiales son Bondadosas, 2020 Podría ser Peor

Lascas Económicas

*No hay de Dónde Agarrarse Para que el Escenario no sea Pronunciado

*Algunos Analistas Privados ya Vislumbran Caídas de dos Dígitos

Por Jaime Contreras Salcedo

Cuando nos asomamos a los Precriterios de Política Económica de Hacienda para el 2021, formulados por la propia dependencia, nos damos cuenta que el futuro es mucho peor de lo que nos imaginamos, aún en los escenarios relativamente “optimistas” de las autoridades financieras de la Cuatroté. Dirían los clásicos que éramos muchos y parió la abuela.

Más allá del desplome anunciado que podría llevarnos a una recesión en este ejercicio, de casi menos cuatro por ciento –aunque algunos analistas encuestados por el mismo Banco de México ya lo llevan a los dos dígitos, es decir, al menos 11 por ciento- lo cierto es que el futuro es negro y renegro para el país y los que nos quedamos aquí (el resto del mundo cayéndose también no es ningún consuelo), sufriremos las de Caín por la simple y sencilla razón de que no habrá ingreso que alcance. Si es que hay algún ingreso.

También se van a disparar otros factores macro como las tasas de interés, el desempleo, el tipo de cambio y, a su lado, la baja súper anunciada de los precios del petróleo que llevó a un cierto personaje a ufanarse de lo que pasaba en el planeta y anunciara, a voz en cuello, que gracias a su política “económica y de anticorrupción” el precio de las gasolinas disminuía en cerca de 100 países. Y hay de aquél que contraviniera sus estrictas e inmaculadas órdenes cuasi celestiales.

A todo lo anterior hay que sumarle que por la contingencia sanitaria mundial subirá el monto de la deuda externa arriba del 52 por ciento del Producto Interno Bruto y que traten de sorprendernos insistiendo en que habrá “apoyos con recursos” para paliar la balanza de Pemex que tiene su propia crisis y que se diga ad náuseam que se verá a los pobres cuando al final del ejercicio, y no es sueño apocalíptico, el nivel de gente en la indigencia superará fácilmente los 60 millones de mexicanos. Y no son ilusiones, ojalá lo fueran.

Hay que decir que las expectativas no son tan catastrofistas, como el mercado y los analistas reclaman, pues entendemos que las cosas no han de ser nada agradables para el titular hacendario, Arturo Herrera, en estos tiempos no nada más de contingencia global, sino de contener mercados internacionales, esos que le dan en la suya al peso un día sí y otro también, y que obligan al Banco de México a utilizar las reservas internacionales (con la anuencia de Herrera, vale añadir) para medio estabilizar la moneda, pese a la indignación de YSQ.

Los mexicanos, mientras tanto, se preguntan, desde ahora, no nada más lo que deben hacer por el problema de la pandemia, sino sobre todo el tema de la alimentación y el ingreso, por magro que sea, para sobrevivir, sea como fuere.

Este va a ser un problema monumental porque el propio documento hacendario hace ver que la inestabilidad en los mercados energéticos y financieros, arrastrarán a la baja las economías, en especial de los mal llamados países emergentes, como el nuestro, y ya podemos ver que ese desempleo de por sí galopante, se volverá crítico en esta nuestra latitud, a lo que debemos sumar severas presiones inflacionarias, miles de deudores de la banca en mora –como en otros tiempos-, aumento de los intereses de nuestros pasivos en dólares o moneda extranjera en general, presión de estos acreedores, y por supuesto un deterioro monumental en las expectativas de corto, mediano y largo plazo. Así nomás.

Como no pocos mexicanos nos hemos visto en esas, por aquello de los errores de diciembre (de 1994), hay que pensar en qué se puede hacer de inmediato. Como ya no está muy activo que digamos Guillermo Ortiz, nos preguntamos Quién pudiera salvarnos de este entuerto, enfrentar a los agentes financieros del exterior y calmar las tempestades que ya están adentrándose en territorio nacional.

No vemos héroes en el firmamento, pero lo que si anticipamos es que Herrera no tiene mucho futuro que digamos, y lo sentimos por él porque en otros tiempos se luciría sin duda.

Pero no es el caso. Ni modo, amigo, habrá que esperar otro sexenio más bonancible que el que estamos sufriendo millones, gracias al no seguimiento de la ortodoxia económica.

También encararemos una situación peculiar, seguirán abajo los precios internacionales de los hidrocarburos, aunque llegase a un acuerdo rusos y saudiárabes en eso de la tranquilidad de los mercados de crudos. Si la apuesta presidencial era que el petróleo nos iba a sacar de esto que ya vivimos, la respuesta es no y, lo peor, es que no hay Plan B para encarar los resultados que ya estamos teniendo y padeciendo. ¿O usted tiene otros datos, con qué ayudarnos a desfacer el entuerto?

Lo que sí nos queda claro, como complemente de lo anterior, es que si no postergamos un buen rato proyectos como el del Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía e incluso la controvertida refinería de Dos Bocas, el payaso nos va a cargar con mucho mayor facilidad de lo que usted y todos pudiéramos imaginar. No vemos de dónde asirnos, la verdad. Ojalá nos equivocáramos.

Al final del camino, muy por encima de conservadores o progresistas, de ideologías de izquierda o derecha, tenemos un país que saldará muy conmocionado en los subsecuentes meses de la pandemia, y del disloque económico financiero global, exacerbado por algunos yerros de los protagonistas gubernamentales de nuestra historia. Amanecerá y veremos.

Estas Lascas Económicas buscan denodadamente junto a otras piedras de las veredas, salidas menos dañinas, y no las vislumbran, así que convocarán a una reunión virtual Del pedregal en la búsqueda de la solución al laberinto en el que nos encontramos. Confiamos en dar respuestas puntuales. Ya les platicaremos. Jacs95@hotmail.com.

 

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