Impunidad-complicidad

Yo Campesino

*Fuga de narcos sinaloenses, sin detenidos ni culpables igual que con Ovidio Guzmán

Por Miguel A. Rocha Valencia

Cuando un funcionario se vuelve intocable, es por diversas razones, pero las principales son: sabe mucho o es amigo-cómplice de sus jefes, o tiene “con qué “comprar” el cargo.

O bien, es parte de algo que va más allá de los hechos y es pieza clave en un engranaje que trasciende gobiernos locales y que, en el caso de los reclusorios, resultaría de complicidades criminales que se intuyen, pero difícilmente se pueden probar.

Llama la atención lo que sucede con Antonio Hazael Ruiz Ortega, de quien podría decirse que es un funcionario de medio pelo, pero que está incrustado en el Sistema Penitenciario de la ciudad de México desde hace más de 20 años, consolidado en la administración de Andrés Manuel López Obrador, curiosamente.

Tal vez por eso es que, no obstante que ha sido protagonista de varias fugas, como la de dos secuestradores con sentencias de 60 y 100 años de prisión, que salieron caminando del reclusorio Oriente el 31 de mayo de 2016, y varios quemados en un incendio en celdas, Ruiz Ortega se sostiene en el cargo.

Con cara dura, en cada ocasión ha salido a declarar que se realizan las investigaciones, que hay culpables dentro del sistema penitenciario de la capital del país, cuya corrupción no le es desconocida. Pero lo increíble, afirma que no conocía la peligrosidad de los fugados

Se sabe incluso que se le hicieron imputaciones mediáticas, con videos y audios de cómo en los distintos reclusorios se negociaba con funcionarios, los “entres” por el uso de celulares para extorsionar.

Sabe de lo que paga el 80 por ciento de los familiares de presos por llevarles comida o pasar revisiones aleatorias. Conoce perfectamente que, en los penales de la ciudad de México, se generan millonadas de dinero negro, que seguramente “alguien” recibe. Con eso, mantiene impunidad ante cualquier señalamiento.

Era subsecretario cuando se decomisaron más de dos mil celulares de las cárceles y hoy, en vez de ser despedido, es el vocero para explicar lo que para unos es inexplicable y para otros resulta Obvio.

Claro, eso también lo convierte en instrumento de obediencia y de decisiones de “más arriba”, como se interpreta la fuga de Yael Osuna Navarro, Víctor Manuel Félix Beltrán y Fernando González Meza; el segundo de ellos, ligado a cabezas del narcotráfico como Miguel Ángel Félix Gallardo y los Beltrán Leyva, además de ser pieza clave en el accionar del Cártel de Sinaloa que hoy encabeza Ovidio Guzmán, el hijo de “El Chapo”.

Tal vez por eso, por ser consigna, la secretaria de Gobierno, Rosa Isela Rodríguez, sale a justificar y a decir las mismas obviedades del subsecretario del Sistema Penitenciario Antonio Hazael Ruiz Ortega: “hay cómplices dentro; se investigará y se llegará a las últimas consecuencias”.

Habremos de recordar que, a Ovidio Guzmán, se le detuvo y se justificó su liberación para evitar un baño de sangre, pero después de eso, ya no se dijo nada a pesar de existir petición de extradición a Estados Unidos, lo mismo que contra uno de los fugados, El Vic, Víctor Manuel Félix Beltrán.

¿De qué se trata? Insisto: para unos puede resultar obvio, para otros, inexplicable que Ruiz Ortega se sostenga en reclusorios.

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