Vinieron a ser médicos y los mataron», el grito que pide justicia para estudiantes asesinados en Puebla

Derrumbado por los hechos, el padre de la universitaria colombiana asesinada el pasado domingo en Huejotzingo, Puebla, exigió justicia para su hija Ximena.

En un accidentado encuentro con los representantes de medios de comunicación y supuestos agentes ministeriales de la Fiscalía General del Estado, que no permitían que se hiciera la entrevista a la que ya había accedido el deudo, alcanzó a demandar el esclarecimiento de los hechos.

«Vinieron a ser médicos aquí y los mataron, sólo queremos justicia».

Alrededor de las 15 horas de este martes, una unidad blanca salió del Servicio Médico Forense con los dos cuerpos de los estudiantes de la UPAEP, Ximena y José Antonio, quienes serán repatriados a su natal Colombia.

La joven de 25 años y su compañero José Antonio, eran colombianos y llegaron a Puebla como médicos internos de pregrado de intercambio de la UPAEP, desde agosto de 2019, para dar su servicio social en el Hospital General de Cholula.

«A mi hermano le arrebataron la vida»

Compañeros de los tres estudiantes asesinados en Puebla encabezaron una movilización, del parque Juárez con dirección a Casa Aguayo, para exigir justicia a las autoridades.

Más de 6 mil estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) se unieron para manifestar su indignación por los homicidios de sus compañeros.

“A mi hermano le arrebataron la vida, porque que más que mi compañero era mi hermano. Vivimos juntos 4 años y lloro porque me da coraje que esto se quede así”, exclamó con la voz entrecortada Kevin González, amigo de Francisco Javier, el alumno de Medicina de la BUAP, asesinado el pasado fin de semana en Huejotzingo.

Kevin y Javier iniciaron juntos en 2013 la carrera para médico en la máxima casa de estudios. Los dos son de Veracruz y acordaron rentar juntos un departamento por los próximos 4 años.

Ante la dolorosa ausencia de Javi, como le decían de cariño, su hermano alzó la voz; levantó sus brazos sosteniendo una bata manchada de rojo con el nombre de su amigo para protestar en las calles del centro histórico de Puebla.

Asimismo, relató los recuerdos que tenía con Javi, como su pasión por el fútbol, por la comida regional y su espíritu aventurero.

«Tenemos 6 días de servicio social y no tienen nada de malo irse a divertir un día de descanso. Ahora, nosotros sólo queremos que caiga todo el peso de la ley para las personas involucradas. No es la primera vez que matan a alguien, pero ahora me tocó a mí».

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