Los Feminicidios

De Carrerita…

Por Nidia Marín

Ante la crisis que vive México en materia de feminicidios no está por demás que las autoridades y aquellos interesados den un vistazo a los trabajos en la materia. Todo ayuda.

Por ejemplo, el Consejo General de la Psicología de España publicó en Infocop Online, un trabajo de Rubén Aguilar-Ruiz, (licenciado en psicología y en criminología), Policía de la Generalitat, Mossos d’Escuadra, España, sobre los tipos de feminicidios y bajo qué circunstancias cometen el crimen.

El asegura que, en el caso del feminicidio, una gran parte de los crímenes “se perpetran por hombres sin un historial delictivo y psicopatológico significativo”.

Además, dice que “no se puede pronosticar cuándo ocurrirá el feminicidio atendiendo exclusivamente a las características particulares de cada maltratador o a un solo factor de riesgo como, por ejemplo, la separación, ya que este delito es consecuencia de la compleja interacción entre factores individuales, relacionales y ambientales”.

Dicho lo anterior menciona la existencia, hasta hoy, (principios de octubre de 2018) “de tres taxonomías principales y una cuarta tipología mixta que comparte rasgos de las demás”.

Expone:

a) Tipología 1: enfermos mentales. Hombres sin rasgos de peligrosidad criminal ni antecedentes por violencia contra la pareja, pero que padecen algún trastorno mental con sintomatología psicótica. El asesinato acaece fruto de crisis agudas derivadas de la psicopatología descrita y no se vincula con otros factores de riesgo habituales como la ruptura afectiva o los celos. Cuando agreden a la mujer, la afectación psíquica es tan intensa que en la mayoría de los casos les impide comprender la ilicitud de su acto o controlar su conducta. Según los informes del Consejo General del Poder Judicial, los feminicidios a causa del trastorno mental no suelen superar el 10%.

“b) Tipología 2: antisociales y violentos. Son maltratadores que recurren a la violencia tanto dentro como fuera del ámbito familiar, con un amplio historial delictivo y abuso de sustancias. Es frecuente que presenten trastornos o rasgos de personalidad antisocial o narcisista, así como alteraciones mentales causadas por el abuso de sustancias. Por el contrario, no sufren afectaciones psíquicas asociadas a estados de depresión, ansiedad o estrés. Por este motivo, tampoco amenazan con suicidarse. Su violencia es voluntaria e instrumental, y a pesar de que también son susceptibles de reaccionar violentamente ante situaciones de abandono o infidelidad, su violencia es severa, coactiva y habitual, de ahí que el feminicidio obedezca a un ataque de ira imprevisible, un exceso de violencia o un duro castigo por algo que hizo la mujer en contra de la voluntad de su agresor.

“c) Tipología 3: normalizados o no patológicos. Sin historial delictivo ni psicopatología significativos, aunque pueden presentar rasgos dependientes de personalidad y problemas de apego. Ejercen una violencia más psíquica que física, en muchas ocasiones originada a partir de la ruptura afectiva. En estas situaciones suelen experimentar una elevada sintomatología ansiosa o depresiva y pensamientos obsesivos en torno a los motivos de la separación. Durante los meses que preceden al crimen, estos hombres pueden amenazar o intentar suicidarse. Con todo, la afectación psíquica que padecen no impide que comprendan perfectamente lo que hacen y obren en consecuencia.

“d) Tipología 4: mixtos. Comparten atributos de las otras categorías, es decir, son maltratadores que se encuentran en un lugar intermedio entre las dimensiones de antisocialidad, psicopatología y severidad de la violencia contra la mujer. El feminicidio es voluntario, si bien a veces puede observarse una ligera afectación mental en casos en los que, por ejemplo, el deterioro por motivo del consumo de tóxicos, sobre un contexto de maltrato previo, se entremezcla con el curso de celos patológicos”.

Este especialista precisa que de tales hallazgos “se derivan dos conclusiones: a) el feminicidio es un acto voluntario, en el que la psicopatología solo explica una pequeña proporción de estos crímenes; y b) existen distintos tipos de feminicidios, resultado de la interacción particular entre variables individuales, relacionales y ambientales”.

Además, para terminar el artículo publicado (hay un extenso estudio realizado por el especialista) expone que “las consecuencias prácticas derivadas de las tipologías podrían comportar importantes implicaciones en cuanto a la prevención del feminicidio, pues permitiría aplicar estrategias de intervención adaptadas a cada escenario. Los “enfermos mentales” podrían responder mejor a un tratamiento psicoterapéutico y farmacológico para ayudar a paliar los efectos perniciosos de la sintomatología positiva asociada a las psicosis”.

Remata al precisar que los “antisociales y violentos” podrían requerir “estrategias más intensas de supervisión y control, e intervenciones centradas en el control de impulsos y de la ira junto al tratamiento de los problemas vinculados al abuso de sustancias”.

“En cuanto a los “normalizados”, quizá resulten útiles las técnicas de control de la ansiedad y el estrés, las terapias cognitivas o el apoyo de un profesional para ayudar a gestionar el proceso de la separación.

“Finalmente, los “mixtos”, podrían beneficiarse de un tratamiento para afrontar los celos patológicos en combinación con programas para paliar los efectos nocivos del abuso del alcohol y otras drogas”.

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