Por GERARDO LAVALLE
¿Recuerda usted los tiempos en que no había Internet y teléfonos celulares?
Dirá Usted y con razón que eso es la prehistoria, aunque hayan pasado apenas dos décadas y un lustro desde que arribaron a México.
Y desde entonces, el crecimiento ha sido exponencial. Se habla de que en telefonía móvil operan cerca de 100 millones de aparatos. Unos muy finos, oros regulares y claro está también chafitas, pero que sirven para mandar mensajes y hablar con quien se quiera.
Desde “esos remotos tiempos” nadie está exento de recibir una llamada, un mensaje por WhatsApp, de texto o vía el correo electrónico. En ningún momento se está aislado. Y el jefe tiene derecho a buscar a su empleado para preguntar cómo se hace esto o aquello. Y el trabajador, del rango que fuere, está obligado a responder so pena de que llegue el despido ipso facto.
Por ello me llamó la atención que el jefe político de Morena en el Senado, Ricardo Monreal se haya planteado –supongo que a sí mismo y por las mismas razones descritas líneas arriba- promover una reforma legal para que los empleadores, en cualquier sector, interrumpa los días de asueto y las vacaciones.
Me dicen que la intención es que el empleado se desconecte de sus responsabilidades –como si ello fuera fácil- en el momento de disfrutar el, en muchas ocasiones, inmerecido descanso.
La propuesta suena cual campanitas en los oídos para todos aquellos que cuando se van, se van y si en la chamba se necesitan sus conocimientos, que se hagan bolas.
La propuesta afectaría directamente a la Ley Federal del Trabajo ´porque busca introducir el derecho de las personas a la desconexión digital fuera del tiempo laboral legal o convencionalmente establecido, para que puedan abstenerse de participar en comunicaciones electrónicas relacionadas con sus empleos, como correo, mensajes electrónicos, llamadas telefónicas u otras modalidades de comunicación durante horas no laborales.
Supongo que la medida no beneficiaría a los periodistas. Porque aunque estemos disfrutando del Astro Rey en una de las playas del país o el extranjero, o andemos en busca de cultura recorriendo museos, no dejamos de ser periodistas. Si algo ocurre en el lugar que nos encontremos y representa un evento importante, no necesitamos recibir la llamada del director para comenzar a reportear y, a través de la laptop que no dejamos para nada, enviar de inmediato la información para servir a los lectores del medio en el que nos desempeñemos.
El argumento que sostiene el senador Monreal está sustentado en la violación a la legislación laboral, porque las conexiones telefónicas y electrónicas provocan que estén en guardia permanente, a disposición del empleador, a cualquier hora y en cualquier lugar.
“Con ello se viola el derecho de los trabajadores al descanso y se ha convertido en una amenaza para la salud de los trabajadores”
¿Tendrá razón el congresista? Usted saque sus conclusiones.