Estados Unidos es una de las naciones que resultaría más afectada por la pérdida de la naturaleza con impactos anuales en su producto interno bruto (PIB) por aproximadamente 83 mil millones de dólares, informó el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el informe llamado “Global Futures” estas cifras se relacionan con el impacto económico proyectado de formas específicas de pérdida de la naturaleza, pero no incluyen todas las maneras en que la degradación ambiental afectará las economías globales desde ahora hasta 2050.
La organización conservacionista indicó en su estudio publicado hoy, que se espera que el impacto total sea mucho mayor, una vez que todos estos factores sean tomados en cuenta.
En caso de no actuar urgentemente para abordar la crisis ambiental mundial, de aquí a los próximos 30 años podrían perder cantidades que van de los 80 mil a ocho mil millones de dólares estadunidenses anuales naciones como: Japón, Reino Unido, India, Australia, Brasil, Corea del Sur, Noruega, España y Francia.
Los cálculos incluidos en el documento refieren que el coste económico de la degradación de la naturaleza en 140 países, que van desde india hasta Brasil, muestra que si el mundo continua con su modelo de desarrollo actual.
Además, la pérdida de la naturaleza afecta los niveles de producción, el comercio y los precios de los alimentos, por lo que los tres países que perderán para 2050 un mayor porcentaje de su PIB al año son Madagascar (4.2%), Togo (3.4%) y Vietnam (2.8%).
El informe empleó nuevos modelos económicos y ambientales para evaluar cuál sería el impacto macroeconómico si el mundo siguiera con la gestión actual, incluyendo un cambio generalizado y no focalizado en el uso de la tierra, un aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero y una mayor pérdida de hábitats naturales.
También prevé alzas en los precios globales en los próximos 30 años en productos básicos, ya que el sector de agricultura mundial será el más afectado por la escasez de agua y la disminución de las abejas y otros insectos polinizadores.
Esto podría llevar a un aumento del precio de los alimentos y productos básicos como la madera, algodón, aceite de oliva, fruta y verduras para los consumidores de todo el mundo; esta situación tendría implicaciones en la seguridad alimenticia en muchas regiones.