Al menos 250 millones de niños viven atrapados en zonas de conflicto, donde no solo son espectadores de la guerra, sino también objetivos de la misma, así lo informó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
Durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, Guterres informó sobre la situación que enfrenta la infancia en países afectados por la guerra, donde al menos el 50 por ciento de la población damnificada son menores de edad y subrayó que se trata de un sector poblacional sumamente vulnerable e incapaz de defenderse.
“En 2018, más de 12 mil niños murieron o fueron mutilados en conflictos, las cifras más altas registradas desde 1996”, comentó Guterres y destacó que “se documentaron y verificaron más de 24 mil violaciones, en comparación con las 21 mil de 2017”.
El representante de la ONU enfatizó en que los niños y jóvenes se han convertido en un blanco de los grupos armados, quienes no solo enfrentan los estragos de ataques a hospitales y escuelas que les privan de los derechos básicos. También son víctimas de violencia sexual, secuestros y reclutamiento ilícito.
Es por eso que el organismo internacional definió el 12 de febrero como el Día internacional contra el reclutamiento ilícito de niñas, niños y adolescentes, como un modo de alertar al mundo sobre la forma en que niños y jóvenes son entrenados para usar armas mortales, son explotados como cocineros e, incluso, como mensajeros de los grupos en guerra.
“Estas violaciones causan daños duraderos a los niños, y a sus comunidades y sociedades. Pueden alimentar los agravios y las frustraciones que conducen al extremismo, creando un círculo vicioso de tensión y violencia”, enfatizó Guterres y pidió incrementar el trabajo del Consejo de Seguridad en la materia.
La ONU aprovechó esta conmemoración para publicar una guía para mediadores en zonas de conflicto, como parte de la estrategia para “situar a los niños en el centro de los esfuerzos de protección, consolidación de la paz y prevención”, informó.
La sesión del Consejo de Seguridad donde se analizó la situación de la niñez estuvo presidida por el ministro de Asuntos Exteriores belga, Philippe Goffin, y contó con la participación del rey Felipe de Bélgica.