Donald Trump, sin ninguna vergüenza, festejó su triunfo en el juicio político como una victoria para la nación, reiteró que “no hice nada mal”, y acusó a sus acusadores de “corruptos”, “malvados”, “enfermos” y hasta de buscar “destruir al país”.
En un discurso supuestamente formal sobre su absolución en el juicio político, trasmitido en vivo por la televisión nacional desde la Casa Blanca, Trump afirmó que las investigaciones encabezados por demócratas “infernalmente maliciosos” fue algo “malvado, fue corrupto, fue policías sucios, fue filtradores y mentirosos….”. Insistió otra vez en que “no hicimos nada mal, no hicimos nada mal”.
Su declaración fue más un discurso partidista de campaña que un mensaje presidencial al atacar a varios legisladores demócratas que encabezaron investigaciones en su contra -llamando a Nancy Pelosi, presidenta de la cámara baja y la demócrata más poderosa de Washington, “una persona horrible”- mientras agradecía a sus aliados republicanos,
Como era de esperarse, lanzó un ataque personal contra Mitt Romney, el único senador republicano que se atrevió a votar en su contra, a quien calificó como “un candidato presidencial fallido”.
Y también atacó a otros que lo han investigado durante su presidencia más allá de este impeachment, como el fiscal especial Robert Mueller y el ex jefe del FBI James Comey a quien despidió y al que se refirió con un insulto, y a todo el liderazgo de esa agencia a quienes calificó de “escoria”. Todo eso, declaró, “fue bullshit”.
En un momento acusó que todo esto es casi como si los demócratas “quisieran destruir al país”.
Pocas horas antes, en el evento bipartidista anual en Washington, el llamado “Desayuno Nacional de Oración” que supuestamente tiene el propósito de promover la reconciliación y convivencia en Washington bajo el poder divino, Trump no sólo evitó saludar de nuevo (igual que en su informe presidencial en el Capitolio el martes) a Pelosi sino que sin mencionarla por su nombre, la insultó al cuestionar su fe religiosa.
Despues de que varios oradores citaron las instrucciones cristianas de “amar” a los enemigos y la necesidad de la unidad a pesar de las diferencias, Trump tomó el micrófono e hizo justo lo opuesto.
“Como todos saben, mi familia, nuestro gran país, y el presidente de ustedes fueron sometidos a un calvario terrible por algunas gentes muy deshonestas y corruptas que han hecho todo lo posible por destruirnos y al hacerlo dañar severamente a nuestra nación”, declaró ante la mirada de Dios y unos 3 mil legisladores y líderes religiosos.
La vocera de la Casa Blanca y aliados del presidente exigieron que los demócratas “rindan cuentas” por lo que supuestamente le hicieron al presidente y al país.
Por su parte, Pelosi, en su conferencia de prensa semanal, señaló que en lugar de ofrecer su informe presidencial, llamado el Estado de la Union, ante el Congreso el martes, Trump “usó al Congreso de Estados Unidos como trasfondo para un reality show, presentando un estado mental que no tenía ningún contacto con la realidad”.
Preguntada sobre su ahora famosa imagen al romper su copia del texto del informe presidencial, Pelosi defendió su acción: “Rompí un manifiesto de falsedades”.