La perredización de Morena

Por David Marklimo

Nunca antes, en la joven democracia nacional, había existido un partido como Morena (acrónimo de Movimiento de Regeneración Nacional). Es un partido joven, que al cuarto año de vida conquistó un poder inaudito: mayoría parlamentaria, gobernaturas y la presidencia de la República. A datos de enero de 2018, el partido contaba con solo 319,000 afiliados, pero logró 30 millones de votos en los comicios presidenciales. Ese puñetazo el tablero político mexicano, orilló a papeles testimoniales a los otrora grandes partidos, el PRI, el PAN y el PRD, que desde entonces naufragan por los pasillos del Congreso –y de la vida política nacional- sin ninguna relevancia. Por eso, dada la hegemonía de MORENA a día de hoy, lo que suceda en el partido tendrá una repercusión en la democracia nacional.

Se podría decir también que el éxito repentino ha provocado mal de alturas al partido: nunca un partido se ha dividido y descompuesto tan rápido. En ese sentido, la descomposición de MORENA recuerda a la que se dio en el PRD luego de la elección de Jesús Ortega como presidente del partido en el 2008. Pero, hasta donde se recuerda, una descomposición política de tal calado no ha pasado nunca en un partido estando en el poder, con tantos espacios libres para ocupar. Por poner una fecha, en octubre del año pasado, cuando se acercaba el Congreso del 20 de noviembre, el aniversario de la Revolución mexicana y la fecha elegida por el partido para escoger nuevo líder, comenzaron a aflorar públicamente las diferencias: el Partido estaba (y sigue) roto. En algunas asambleas preparatorias hubo fraudes, peleas a puñetazos y hasta -lo nunca visto- cuatro heridos de bala en una reunión en Jalisco.

  • Yeidckol Polevnsky. La presidenta del partido llegó cuando AMLO asumió la candidaura presidencial. Se ha enrocado en el cargo desde el año pasado, cuando debía dar un paso atrás para permitir un nuevo liderazgo. Su permanencia ha sido motivo de discordia, pero está afianzada momentáneamente porque tiene bajo su control a los comités estatales.
  • Bertha Lujan. Es fiel de Andrés Manuel, de quien fue contralora general en el Gobierno de la Ciudad de México. Es madre, además, de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alclade. Busca suceder a Polevnsky prácticamente desde que AMLO fue electo presidente. Y es una de sus mayores críticas. Luján ha denunciado el torpedeo legal que algunos militantes han instrumentado para evitar que el partido tenga nuevo líder.
  • Alejandro Rojas Díaz, senador suplente de Ricardo Monreal, uno de los líderes del partido, también ha alzado la mano para dirigir el partido. En teoría, Monreal busca contral el Partido para tener forma de incidir en las elecciones presidenciales, donde buscará espacios, no sólo como precandidato, sino también como posible candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Rojas es señalado como el autor de diversos recursos legales dedicados a empantanar el proceso sucesorio y cuestionar el padrón de militantes con el que se pretendía votar el nuevo liderazgo.
  • Mario Delgado, delfín del canciller Marcelo Ebrard, y líder de los diputados federales de Morena. Desde su posición no ha logrado articular una propuesta seria sobre lo que el Partido debe hacer en temas como delincuencia, liberalización de las drogas y migración. Fue muy sonado su último choque con Porfirio Muñoz Ledo.
  • Alfonso Ramírez Cuéllar. Fue elegido como presidente interino recientemente. El legislador ha sido vinculado con la esfera política de Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, y carga con el descrédito que va teniendo el gobierno de la Ciudad. Ramírez Cuéllar fue en el pasado un bronco dirigente del Barzón, una asociación campesina, y ahora se desempeña como Presidente de la Comision de Presupuesto en la Cámara de Diputados, donde sus criterios económicos suelen chocar con los de la propia Secretaria de Hacienda.

En el fondo del asunto está el 2021, cuando se celebrarán las elecciones intermedias, en las que MORENA (según Consulta Mitofsky) va adelante en las preferencias electorales. En agosto de este año empieza el proceso electoral que renovará en su totalidad la Cámara de Diputados (500 asientos), 29 congresos locales, 15 gubernaturas y cerca de 2,000 alcaldías. Evidentemente, quien dirija el partido definirá miles de candidaturas y guiará al partido por este proceso, que será de consolidación o de fin del fenómeno MORENA.

 

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