Por Nidia Marín
Ya salió el verdadero YO de la actual administración: la represión.
Hoy es más cruel que en sexenios anteriores porque en esta ocasión la protesta en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México era de los padres y madres de niños con cáncer que no han recibido sus medicinas.
¡Gracias doña Raquel Buenrostro!, dijeron algunos, por aquello de todo el lio que se hizo con las compras e importaciones de medicamentos, al grado que han pasado casi 14 meses de la actual administración y no han podido o no han querido resolver el espinoso asunto que afecta a tantos mexicanos, sobre todo a los trabajadores y sus familias y en el caso de la represión a los niños y niñas.
Es una paradoja, mientras la Guardia Nacional no da una en materia de crimen organizado y se lanza contra los migrantes en Chiapas (lo que se traduce en aplausos del gobierno de Donald Trump) la policía auxiliar y los elementos de seguridad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México arremeten en contra de los desesperados padres de familia y también de camarógrafos, fotógrafos y reporteros.
¡Bien señor Presidente! ¿La represión es la respuesta a las metidas de pata de su administración, cuyo costo están pagando los seres más vulnerables del país: los niños enfermos?
Esos desesperados padres han recorrido toda la ciudad con sus protestas, hasta llegar hoy jueves a Palacio Nacional. Menos mal que la policía guardó sus toletes.
Sin embargo, las palabras del Presidente no ayudan, porque desde hace tiempo que promete cosas y no las cumple. De tal manera que ya no le creen.
Mal, mal, muy mal final de enero de 2020.
