Sin una norma técnica, las reformas a la Ley de Residuos Sólidos que prohíben la venta y distribución de bolsas de plástico de un solo uso en la Ciudad de México –en vigor desde el primero de enero–, navegan entre la incertidumbre de los industriales del plástico, el temor a las multas de los comerciantes establecidos y la ilegalidad de quienes han comenzado a expender supuestos empaques compostables sin serlo, para darle la vuelta a la nueva disposición oficial.
A decir de las autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente, 85 por ciento de los habitantes de la ciudad ha aceptado la medida regulatoria con la que se busca reducir en 3 mil las más de 12 mil toneladas de basura que se llevan a los rellenos sanitarios.
Al tiempo que los consumidores han comenzado a decir adiós a las bolsas desechables, los empresarios piden opciones para afrontar la prohibición, al precisar que se encuentra en vilo la producción de 400 millones de toneladas de bolsas de polietileno al año, y con ello un millón de empleos y la generación de 30 mil millones de dólares a nivel nacional, al ser la capital del país uno de los principales mercados de estos productos.
El director general de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac), Raúl Mendoza Tapia, expresó que están de acuerdo en trabajar por el medio ambiente, pero a su juicio, las cosas se hicieron al revés, sin considerar el impacto económico de esta medida, pues se aprobaron las reformas, después se publicó el reglamento, pero no se ha elaborado la norma técnica donde se definen las características de las bolsas compostables, que son las únicas que se podrán utilizar.
Primero debió existir la norma y entrar a un periodo de transición para que la industria adquiera la maquinaria, tener la inversion para migrar a nuevas tecnologías y contar con la materia prima, porque no hay en México, hay que importarla de Asia a costos muy elevados, refirió.
Dijo que aquí se copió lo que se hizo el año pasado en la Unión Europea, pero allá el proceso se inició hace 10 años; nosotros pedimos sólo uno, con la idea de ir hacia una economía circular e impulsar el reciclaje, pero hubo oídos sordos. Apenas la semana pasada, el gobierno capitalino lanzó la convocatoria para la instalación de plantas de tratamiento de residuos sólidos.
El directivo aseguró que la producción de bolsas compostables es siete veces más cara porque no hay materia prima, no hay composta ni un órgano certificador que garantice que lo sea, por lo que se puede prestar a estafa.