Francia se prepara para una nueva jornada negra en el transporte público, la quinta consecutiva, por la huelga contra la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, quien se juega la suerte de la segunda parte de su mandato.
Se espera que hoy circulen sólo 20% de los trenes de alta velocidad (TGV) y casi 30% de los regionales. En las líneas internacionales, seguirán totalmente suspendidas las que conectan Francia con España y con Italia, y funcionarán parcialmente los enlaces entre Francia y Alemania, y Francia y Suiza (una quinta parte de lo habitual).
La Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, por sus siglas en francés) recomendó a los viajeros que, si pueden, anulen o aplacen sus desplazamientos. Se teme que, ante la presencia de muy pocos trenes en los andenes, una fuerte afluencia de público pueda plantear problemas de seguridad.
El segundo punto negro será la entidad del transporte metropolitano de París RATP, obligada a cerrar 10 de las líneas de metro. Sólo abrirán normalmente las dos automáticas (la 1 y la 14) y muy parcialmente otras cuatro, pero únicamente en las horas pico. Circularán la mitad de los autobuses en el área metropolitana y la tercera parte de los trenes que comunican con los dos aeropuertos, pero también sólo en los horarios de mayor afluencia.
El Gobierno de Macron está bajo la presión de la movilización de los sindicatos que se oponen a la reforma de pensiones, la más fuerte desde 2010, y que el jueves sacaron a 1.5 millones de franceses a la calle, según la Confederación General del Trabajo (CGT).