La propuesta de que la manufactura del acero y el aluminio sean 100 por ciento hecha en la región de América del Norte, con el fin de que sea ratificado el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), reduce la competitividad del país y no es factible, aseguró Eugenio Salinas, secretario técnico del Cuarto de Junto del Consejo Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales (Cceni).
En días recientes el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que encabeza al Cceni, expresó su desacuerdo con las auditorías laborales que plantearon los demócratas para modificar el acuerdo y así aprobarlo. Sin embargo, no es la única enmienda que se pretende establecer, puesto que existen otras que se están negociando, como los paneles de solución de controversias, la flexibilidad en los tiempos de protección de patentes de fármacos y productos biológicos, y también, como se ha dado a conocer, el cambio en las reglas de origen para el acero y el aluminio.
Al respecto, Salinas, quien también es presidente de la Comisión de Comercio Exterior de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), indicó que la propuesta busca que desde la fundición el acero y el aluminio se haga en la región, aunque se permitiría la importación de insumos básicos.
Recordó que existe una exigencia de la industria automotriz –misma que utiliza ambos materiales para ensamblar vehículos– para dar un tiempo de transición y que eventualmente la fundición se haga en la región, pero una regla de ese tipo para toda la industria siderúrgica reduce la competitividad, porque estamos haciendo restrictiva la regla de origen para usar el acero nacional.
Comentó que ese planteamiento –que apareció dentro del paquete que el fue entregado por escrito a Jesús Seade Kuri, subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)–, señala que se busca hacer de forma gradual ese cambio en las reglas de origen para acero y aluminio.
También recordó que en las negociaciones pasadas quedó un compromiso de los socios del T-MEC de usar 70 por ciento del valor de contenido regional del acero y el aluminio en la región.
Agregó que la propuesta adicional –que deberá implementarse en su totalidad cinco años después de haber entrado en vigor el tratado– no es factible, porque no hay una reconversión de la industria que sea tan rápida, puesto que en el caso del aluminio, México es deficitario, ya que importa los insumos, por lo que se trata de una industria de cadenas globales, algo que también es similar con el acero.
Expuso que la regla actual aplica un salto arancelario; es decir, cuando un bien se manufactura con materiales importados de otro país que no es parte de un acuerdo comercial, por lo que al momento de ser exportado ya una vez procesado, se clasifica de manera distinta con la que fue importado originalmente.
Subrayó que la propuesta no fue precisamente hecha por los legisladores demócratas, sino por la industria siderúrgica de Estados Unidos.
El empresario explicó que el hecho de que el periodo de trabajo del Congreso de Estados Unidos se haya extendido, hace que exista otra oportunidad para que pueda ratificarse el T-MEC antes de que concluya este año.
En ese sentido, en días recientes Antonio del Valle Perochena, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), indicó que no importa si se va hasta enero, aunque puede complicarse más ese proceso por las elecciones presidenciales de ese país, pero comentó que mientras tanto seguirá vigente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).