La plaza de San Pedro del Vaticano se ha teñido desde este jueves de ambiente navideño con la inauguración de su monumental Portal de Belén y con el encendido de su árbol de Navidad ante cientos de romanos y turistas.
El Belén y el árbol provienen de las regiones del nordeste italiano, cuyos bosques fueron devastados por una tempestad en 2018.
El abeto rojo, de unos 26 metros de altura, proviene de los bosques del Véneto, y en sustitución de este árbol se replantarán otros cuarenta abetos en la zona, gravemente dañada por la tormenta del año pasado, informó la Santa Sede.
Su iluminación es de última generación, con un “limitado” impacto medioambiental y bajo consumo energético y ha sido encargada a la Dirección de Infraestructuras y Servicios de la Gobernación del Vaticano en colaboración con la compañía alemana Osram.
El Portal de Belén, realizado completamente en madera, proviene de Scurelle, en la provincia de Trento (norte), y alude a la tradición arquitectónica de esta zona.
En la instalación hay una 25 personajes a tamaño real en madera policromada: en el centro, la Sagrada Familia, y a su alrededor los pastores, animales, objetos, plantas y los Reyes Magos. En el fondo pueden verse los troncos de los árboles abatidos por la tormenta.
De este modo el Vaticano sigue con la tradición de decorar la plaza que precede a la basílica, instaurada en 1982 por Juan Pablo II, y tanto el Portal como el árbol podrán apreciarse hasta el final de la Navidad, concretamente hasta el 12 de enero de 2020.
El pasado 1 de diciembre, inicio del Adviento, el papa Francisco firmó su carta apostólica “Admirabile signum” sobre el significado y el valor del Portal de Belén, y lo hizo en las grutas de Greccio (centro), donde se cree que san Francisco de Asís inició esta tradición en el año 1223.
En su documento, el pontífice argentino anima a seguir poniendo el Portal de Belén en casas y en espacios públicos como plazas, escuelas, hospitales o cárceles, y a revalorizarlo allí donde haya caído en desuso.