Por Jesús Michel Narváez
Durante largos 11 meses, Ildefonso Guajardo encabezó la delegación mexicana que inició la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte4 (TLCAN) y al final del sexenio dejó sobre la mesa lo alcanzado. Sin embargo, la nueva administración, que fue invitada antes de tomar posesión para intervenir en las negociaciones y que no hubiera sorpresas posteriores, se coloca la medalla de las negociaciones.
Y puede que tenga razón.
Porque si bien el gobierno de Peña Nieto cedió en parte de las exigencias, ni lo hizo con todas.
Ahora, el canciller, Marcelo Ebrard, asegura que México ya cumplió con todos los compromisos asumidos para que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá sea ratificado por las instancias parlamentarias de esos países.
Durante la mañanera de este martes, se hizo el anuncio: se informará a la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, la posición de México sobre este tema.
No explicó el contenido de la carta que fue o será enviada al Capitolio.
Sin darle crédito a la delegación antecesora, Ebrard habló de que durante un año de negociaciones, México ha sido el país que ha tomado la delantera para hacer cambios y promover reformas para que el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) fuera aprobado en beneficio de millones de familias.
Y aquí viene el cumplimiento de las exigencias de Washington y Ottawa: la reforma constitucional laboral y la legislación en la materia, además de la ratificación en fast-track que hizo el Senado de la República para, supuestamente, ganar terreno y ser el primero –en algo, por lo menos- en completar todas las demandas presentadas por los otros países firmantes.
“México ha hecho un cambio enorme en su legislación que no es comparable con los esfuerzos de los otros dos países; hemos cumplido con aquello a lo que se comprometió y el tratado ha sido ratificado por el Senado de la República”, destacó el canciller.
Aunque n Washington hay reservas de los demócratas para ratificar el ahora llamado T-MEC, Ebrard mostró confianza en que los congresistas tomen las medidas adecuadas. Y con la repetida petición de que todo se apruebe antes del proceso electoral –de hecho ya inició- expresó: “ojalá que no se acerque demasiado a los procesos electorales de 2020 porque puede que se compliquen muchas de las decisiones que deben tomarse; pero México por su parte ya cumplió”.
El dirigente de la 4t, o séase el Presidente, cuestionó durante la campaña y hasta conocer su triunfo, el TLCAN. No dejó de llamarlo como una herramienta más del neoliberalismo. Pero ahora, como residente de Palacio Nacional, ruega por la aprobación del nuevo acuerdo.
¿Dónde quedó la congruencia ideológica de primero los pobres? Seguramente en algún cajón cerrado con siete llaves que, por cierto, se perdieron en el cambio.
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