Por Jesús Michel Narváez
Tres temas abordó el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas: 1.- Desmilitarizar a la Guardia Nacional, resolver con prontitud la desaparición de los 43 normalistas y cesar el acoso a periodistas y defensores de derechos humanos, dado el alto número de asesinatos y ataques contra estos colectivos.
Aquí, en la Secretaría de Relaciones Exteriores no hubo siquiera acuse de recibo.
Porque son asuntos “internos” que solo competen a México.
De la Guardia Nacional los sectores privado, los partidos de oposición –que alegremente avalaron su creación-, la sociedad civil –ignorada por la 4t- han reclamado que la autorización para darle vida estaba condicionada a que el comandante fuera civil y que sus integrantes no surgieran de las fuerzas castrenses.
Nada se ha escuchado. La GN está formada por las policías Militar, Naval y el rescoldo de la Federal. El resto lo integran soldados y marinos. No hay elementos nuevos que hayan sido capacitados.
Por lo menos ni se ha informado oficialmente de los graduados que aplicaron para ser miembros de la Guardia Nacional.
Y el comandante es un general, en retiro se advierte pero la operación es supervisada por la Defensa Nacional y, extrañamente, con la ausencia de Marina. Los reclamos para que sea una verdadera guardia civil no han sido escuchados.
Por cuanto al segundo asunto, ha habido mucho ruido y pocas nueces. Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos y otras áreas, habla y habla de cómo se reiniciarán las investigaciones “a partir de cero”. El tiempo pasa y todo sigue igual: sin respuestas creíbles. Ah, eso sí, se ha descalificado todo el trabajo que se realizó durante dos años y que desarrollaron lo mismo expertos independientes que fiscales y médicos forenses etcétera.
¿En qué se ha avanzado?… Diría el conocedor del lenguaje: ¡EN NADA!
Y del tercer punto hay que decirles a los funcionarios de la ONU que no será atendido en lo más mínimo.
Porque ya lo dijo el Presidente: tengo derecho a la réplica.
Sí, nadie se la ha quitado. Pero es desproporcional su réplica a los cuestionamientos que le formula un día sí y otro también la llamada “prensa crítica”, la de los conservadores, la de la mafia del poder, la del hampa del periodismo, la de los pasquines y la mezquina.
Andrés Manuel López Obrador no ha dejado títere con cabeza. Bueno, a dos de ellos sí que son sus aliados y escuderos.
El Comité lamentó que no existan cuerpos de seguridad o judiciales especializados en este tipo de acosos, por lo que pide que se destinen más recursos al combate de estas violaciones de derechos humanos, así como una exhaustiva investigación de éstas.
A ver, a ver, qué no entienden los miembros del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas que hay “otras prioridades” y que los periodistas son una casta que debe alinearse con la 4t o desaparece. Así o más clarito.
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