Cita «formidable» con López Obrador: Alberto Fernández

Cinco semanas antes de asumir como presidente de Argentina, Alberto Fernández realiza su primer viaje al exterior como mandatario electo a México, para reunirse con quien apuesta será un aliado, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. El encuentro, a juzgar por las expresiones del político justicialista en una rueda de prensa, rebasó sus expectativas.

Un encuentro, más que formidable; un gran punto de arranque, con la idea de que tenemos muchas cosas en común qué hacer, una oportunidad que tuvo para constatar que, López Obrador y él, tienen una comunión de ideas y de conceptos total sobre cómo ver el mundo. La reunión se prolongó por tres horas en Palacio Nacional e incluyó un paseo por los grandes murales del recinto, una intensa charla y comida.

Antes de hablar con Fernández, el mandatario mexicano anunció en la conferencia mañanera que contribuirá a solucionar la crisis económica que atraviesa Argentina. “Vamos a procurar ayudar en la adquisición de bienes que se producen en Argentina, para que su pueblo –con su nuevo gobierno– pueda enfrentar la crisis económica y pueda haber crecimiento y bienestar. Todo lo que podamos nosotros ayudar, lo vamos a hacer”.

Lo que no hubo en el encuentro fue lo que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pronosticó un día antes en La Habana, al decir que Alberto Fernández y López Obrador serían cabeza de un nuevo frente progresista y antineoliberal que se perfila en el continente. Ambos se deslindaron de esta afirmación.No estamos promoviendo un polo progresista en contra de nadie, ni en el supuesto frente ni en el Grupo Puebla, un foro de debate en el que participan ex presidentes y personalidades latinoamericanas ideado por el propio Fernández hace años.

López Obrador había dicho momentos antes acerca de este frente anunciado por Maduro: No (lo encabezaría), porque cada país tiene su propia realidad, cada país tiene su propia historia, además de recalcar que ahí radica la esencia del principio de la libre autodeterminación.

En lo que sí está empecinado el futuro presidente argentino, aclaró, es en revertir la peligrosa disgregación que se generó en la región en los años recientes: “América Latina construyó muchos bloques y subbloques que degeneraron en una enorme desintegración y en los últimos años los que gobernaron hicieron que esos bloques fueran cada vez más débiles. Y eso pasa con el Acuerdo del Pacífico, el Pacto Andino, el Mercosur, Unasur, y la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que México presidirá pro tempore el año próximo). Estoy empecinado en que América Latina vuelva a unir esfuerzos para su integración y para eso hace falta el aporte de todos. Para mí es un tema central”.

Además, el político porteño de 60 años hizo algunas revelaciones de sus siguientes pasos en política exterior. La inmediata, en Chile, donde está visto lo que pasa cuando se olvidan los sectores más pobres y marginados. Tenemos que ayudar a Chile a encontrar la paz lo más pronto posible. Todo lo que pueda ayudar, ayudaré. Y de ello habló recientemente en una conversación telefónica buena y larga con el presidente Sebastián Piñera. Me invitó a ir a Chile. Voy a ver si puedo en ir en los próximos días y ese país tiene que saber que con eso sólo busco que recupere su paz y más igualdad.

En cuanto a Estados Unidos, mostró el mismo pragmatismo que ha desplegado el gobierno mexicano frente al presidente Donald Trump, con quien también tuvo una charla muy buena, que celebro y valoro. Pero indicó que por el momento en su agenda no está prevista una visita a Estados Unidos.

En los temas bilaterales, Fernández se declaró muy contento con los resultados. Se habló de poner al día el mermado intercambio comercial entre ambos, especialmente en importaciones de carne, frijol negro y autopartes argentinas. Se enfatizó sobre el apoyo que puede brindar México a Argentina frente a sus negociaciones de la deuda externa. Y el presidente electo reiteró la gratitud eterna de sus compatriotas por el abrigo que México dio a los argentinos perseguidos durante la dictadura militar.

Interrogado sobre si apenas asuma el gobierno eliminará la restricción cambiaria frente al dólar (que allá llaman el cepo) respondió: Lo que Argentina vive en materia de dólares es lo que Mauricio Macri (el presidente saliente) creó. El 10 de diciembre no es una fecha mágica. Ese día sabremos cuántos dólares quedaron en las arcas del Banco Central, resultado de una política que dejó que migren decenas de miles de millones de dólares a destinos desconocidos. No se convirtieron en obras, en ahorro, en pago de deuda; se convirtieron en fuga de divisas.

En el contexto de reiteradas preguntas sobre la forma como encarará el alto nivel de endeudamiento de su país con el Fondo Monetario Internacional (FMI), después de que en el periodo presidencial de Cristina Kirchner se habían logrado reducir y renegociar los llamados fondos buitre, Alberto Fernández ensayó una muy breve explicación de un problema muy complejo. Aportó estos datos: a diciembre de 2015 la deuda argentina con el FMI era de 38 por ciento del producto interno bruto; 13 por ciento de ésta pactada en dólares. Este año aumentó, hasta alcanzar 95 por ciento del PIB, y en dólares representa 70 por ciento.

Acto seguido, reconoció que no es que no queramos pagar, ya que se trata de una deuda concertada por un gobierno democráticamente electo y que él, en su gobierno, no va a desconocer sus obligaciones. Lo que no podemos hacer es cumplirlas pidiéndole más sacrificio a nuestra gente.

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