Más de 70 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la guerra o la violencia, la mayor cifra tras la Segunda Guerra Mundial. El aumento en la cifra de quienes huyen se ha duplicado en las dos últimas décadas, hasta adquirir un carácter global, mientras el mundo desarrollado se aleja cada vez más de las políticas solidarias que podrían combatir el fenómeno.
Muchos países de África, Oriente Medio y Asia han tomado el relevo de lo que en otro tiempo fueron Europa o Estados Unidos, pero no son naciones ricas ni con medios y necesitan el apoyo de la comunidad internacional, como recuerda la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Casi un tercio del total de la población refugiada que existe en el mundo huyó de un país de África subsahariana. Sudán del Sur, Somalia, Sudán o la República Democrática del Congo (RDC) ocupan los primeros puestos de una lista donde sólo se figura por necesidad.
No obstante, de los algo más de siete millones de refugiados subsaharianos, las naciones africanas acogen a más de seis millones. Según datos de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en 2018, casi cuatro de cada cinco de ellos viven en países vecinos al suyo.
Es el caso de Uganda, el tercer país del mundo que acoge a más población refugiada debido a una política de puertas abiertas.
En África la población refugiada es mayoritariamente femenina y menor de edad.
El conflicto en Siria es el más grave de Medio Oriente, pero no es el único, pues la violencia en Iraq y Yemen también desestabiliza una de las principales zonas de acogida del mundo. Y a ellos hay que sumar a seis millones de refugiados palestinos.
Desde que comenzó la guerra siria en 2011, más de seis millones de personas se han desplazado internamente, mientras que más de 5.5 millones han huido de ese país. De esos, más de 900 mil se encuentran en Líbano, según la Acnur, aunque las autoridades elevan esa cifra por encima del millón y medio.
En Jordania, la Acnur tiene registrados 664 mil refugiados sirios, unos 100 mil de los cuales están en el campamento de Zaatari, el más grande de esa nación, aunque la gran mayoría de ellos no vive en campos.
En Jordania también hay más de dos millones de refugiados palestinos, siendo el país que más ciudadanos de ese país acoge.
En Iraq hay alrededor de tres millones de desplazados internos, aunque sólo unos 360 mil están refugiados en otros países. Una cifra similar de extranjeros, unos 300 mil, fundamentalmente sirios, han encontrado refugio en esta nación árabe.
Yemen, el país con la peor catástrofe humanitaria, cuenta con unos tres millones son desplazados internos y decenas de miles han huido en los últimos años a países como Somalia, Arabia Saudita o Jordania.
De los seis millones de refugiados palestinos, un tercio de ellos vive en 58 campos de refugiados de Medio Oriente. No pueden regresar a sus ciudades ni para visitarlas, salvo excepciones, y el retorno sigue siendo hoy un gran escollo para un acuerdo de paz.
La región alberga a 7.7 millones de personas registradas por la Acnur: 3.5 millones de refugiados, 1.9 millones de desplazados internos y 1.4 millones de apátridas.
Ocho millones de afganos no viven en sus hogares, de los cuales la inmensa mayoría son refugiados (1.8 millones son desplazados internos). Una buena parte se encuentra en el vecino Pakistán, donde Acnur tiene en marcha un programa de repatriación voluntaria, pero en 2018 sólo 14 mil optaron por el regreso.
A pesar de que el año pasado el primer ministro paquistaní, Imran Khan anunció que concedería la ciudadanía a los afganos nacidos en su territorio no se ha dado ningún paso en esa dirección.
Con mil 304 solicitantes de asilo y 10 mil 395 refugiados afganos registrados por la ONU, la India acoge a una pequeña parte y es vista a menudo como un punto de tránsito a Occidente.
Además, de acuerdo a los datos ofrecidos por Acnur, los refugiados procedentes de Birmania (Myanmar) representan “el cuarto grupo de población más grande por país de origen”.
La mayoría de los refugiados de Birmania fueron rohinyás (un grupo étnico musulmán de Myanmar que desde 2017 fue objeto, según la ONU, de una limpieza étnica) recibidos por Bangladesh (906 mil 600) al final del año pasado. Otros países que han acogido son Malasia (114 mil 200), Tailandia (97 mil 600) e India (18 mil 800), según un informe global de esa agencia de la ONU.
Del cerca del millón de rohinyás que viven en los campamentos, más de la mitad son niños sin acceso formal a la educación.
México y Costa Rica fueron los países que más solicitudes de asilo recibieron en 2018, con 57 mil 600 casos, en Latinoamérica, la región donde más de siete millones de personas están en condición de desplazamiento, cuatro millones de ellos venezolanos, cuyo éxodo se ha convertido en una de las crisis migratorias más complejas.
Según la Acnur, las peticiones de asilo se han disparado y tres de los 10 países de los que proceden más solicitantes de asilo en todo el mundo son latinoamericanos: Venezuela, El Salvador y Honduras.
En 2018, México, con 29 mil 600 peticiones, y Costa Rica, con 28 mil solicitudes, fueron los países de Latinoamérica que más postulaciones de asilo recibieron, mientras que entre las principales nacionalidades del continente que solicitaron asilo en Estados Unidos (EU) están El Salvador (33 mil 400), Guatemala (33 mil 100), Honduras (24 mil 400) y México (20 mil).
Venezuela, uno de los países con más reservas de petróleo, atraviesa desde 2014 una crisis económica y social que ha provocado el éxodo de unos cuatro millones de ciudadanos que se dirigen principalmente a países como Colombia, Ecuador, Perú y Brasil.
En 2018, el mayor número de nuevas solicitudes de asilo en el mundo correspondió a venezolanos (341 mil 800).
En EU, en 2018 fueron acogidas 22 mil 491 personas, con el Congo en primer lugar como origen de refugiados (siete mil 878), seguido por Birmania (tres mil 555), Ucrania (dos mil 635), Bután (dos mil 228) y Eritrea (mil 268).
Bajo el Gobierno de Donald Trump se han endurecido las medidas migratorias, con decisiones como la cancelación del Estatus de Protección Temporal, que beneficiaba a inmigrantes de El Salvador, Honduras y Nicaragua, las deportaciones masivas y la salida del Pacto Mundial de la ONU para la Migración.
En la Unión Europea (UE), el número de ciudadanos no comunitarios que vive legalmente supera los 20 millones, a los que hay que sumar otros 10 millones de indocumentados, cifra similar a la que soporta Estados Unidos, según datos oficiales de 2018.
El Mediterráneo es el foco dramático de la emigración a Europa y Médicos sin Fronteras (MSF) calcula en mil 151 las personas fallecidas en 2018 en el mar, donde entre enero y mayo de este año ya han muerto 519, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones.
Uno de los principales receptores es Grecia, donde la situación de hacinamiento sigue siendo dramática, sobre todo en Lesbos y Samos. Las cinco islas del Egeo que sirven de principal punto de entrada a Europa acogen a más de 16 mil migrantes, el doble de su capacidad, mientras que en el continente hay más de 50 mil personas.
En la zona oriental de Europa, algunos de cuyos países fueron los más afectados por la crisis de los refugiados de 2015, la llegada a la vida política y el poder de grupos utranacionalistas ha provocado la adopción de medidas para reducir drásticamente la inmigración. Es el caso de Austria, Hungría, Bosnia, Croacia y Eslovenia.
Diferente es el caso de Turquía, el país que acoge el mayor número de refugiados del mundo, con cerca de cuatro millones de personas, 90% de ellas de nacionalidad siria, así como a unos 365 mil refugiados de otras nacionalidades, en su mayoría de Iraq, Irán y Afganistán.