Manuel Espino Barrientos, exsecretario de Gobierno en la alcaldía de Naucalpan, confirmó que dejó su puesto en el Estado de México para unirse al equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Previo a una reunión con el Coordinador General de Programas para el Desarrollo, Gabriel García Hernández, el expresidente nacional del PAN comentó que aún analizan con el jefe del Ejecutivo Federal, si desempeñará el cargo de súper delegado en el estado de Durango.
“Si yo voy a ayudar al presidente de México en su equipo de gobierno, buscaremos un espacio en donde lo que yo desempeñe sea para el bien del país, para éxito de su gobierno y para que avance su proyecto nacional”, confirmó durante una breve entrevista en las oficinas de Palacio Nacional.
Relató que el pasado 27 de agosto, López Obrador le propuso trabajar en el gobierno federal, a lo que él respondió con un sí, pero aún no definen el cargo.
A quienes lo han criticado por su salto del PAN al gobierno lopezobradorista, Espino Barrientos les recomendó que se vean a sí mismos y que a lo largo de estos años, ha aprendido que “más importante que apostar por ideologías o por partidos, es apostar por personas”.
En el caso específico de los expresidentes panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón, les recomendó que antes de hablar, deberían evaluar su propio desempeño al frente del Ejecutivo Federal.
“Los expresidentes de cualquier origen partidario, bien harían por comenzar a evaluar su propio desempeño”, expresó.
Por un lado Fox estancó la transición hacia la democracia, pese a haber generado grandes expectativas y llegar con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.
“No sé si por enamorado o por incapacidad, pero finalmente se quedó trunco ese proceso y no arribamos en definitiva al terreno de consolidación democrática, creo que ese fue su gravísimo error, aunque hubo cosas positivas”, consideró.
Mientras que Calderón Hinojosa, no solo no recuerda cosas positivas, sino que sumió al país en una guerra intestina, de la cual no logra salir el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
“En el caso de Felipe, no recuerdo algo que valga la pena mencionar como positivo, pero en el caso de Felipe, de manera arrebatada como suele ser él, metió al país en un proceso del que no logramos salir, un proceso de guerra intestina, con un saldo de muerte y de sangre muy elevado, que ahora estamos tratando de revertir”, comentó.