Costumbres Distintas, Temores Universales
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“La Princesa Masái” (“Die Weisse Massai”), película alemana de 2005, dirigida por Hermine Huntgeburth, basada en la novela autobiográfica de Corinne Hofmann; con la actuación de Nina Hoss (Carola), Jacky Ido (Samburu Lemalian), Katja Flint (Elisabeth), Antonio Prester (Padre Bernardo) y Janek Rieke (Stefan).
Carola, una turista suiza encuentra en Mombasa al amor de su vida, un guerrero masái, quien apenas con un baile y unas pocas palabras en inglés logra enamorarla; así que decide abandonar la vida que tenía para viajar cientos de kilómetros en la búsqueda de su amado y vivir bajo reglas de la tribu.
La película es una adaptación del libro “La Massai Blanca”, es un breve recuento de las asimetrías culturales, del choque de la ideología eurocéntrica poscolonial con la realidad de los pueblos africanos.
AMOR A PRIMERA VISTA
Carola viaja a Kenia junto a su novio Stefan; cuando se acerca el final de las vacaciones conoce a Lemalian, un atractivo guerrero Samburu Masái, del que se enamora perdidamente y sin dudarlo cancela su vuelta a casa, dejando que su novio regrese sólo.
La película trata sobre una etapa en la vida de una mujer suiza de 27 años, que abandona su comodidad y su familia en Europa para recluirse en una recóndita aldea africana en Mombasa para vivir con un guerrero masái sumburu.
Los Samburu son una tribu emparentada con los Masái, que comparten su lenguaje y su cultura, viven en pequeñas comunidades tribales, viven en la parte central de Kenia, es una etnia catalogada como nilótica, es decir, las que se extienden por el valle superior del Nilo.
DE MUJER A MUJER
Lemalian ha regresado a Barsaloi, donde vive con su tribu y comparte la vida con pastores; su amigo Tom le indica a Carola cómo llegar; después de un largo trayecto en autobús, Carola llega a Maralal, y siguiendo el consejo de Tom, busca a Elisabeth, una alemana que vive allí con su marido keniano; Elisabeth, visiblemente marcada por su vida en África, le da algunas recomendaciones para afrontar la dura vida de la mujer en Kenia.
El filme reflexiona cómo las mujeres, sin importar el paralelo que sea, están por debajo de los hombres; en la tribu de Lemalian no se puede tener contacto con las mujeres, el personaje le explica a la protagonista que en el caso de ella, esta regla no aplica por tratarse de una mujer blanca, pero más que ser una honrosa excepción, es un trato discriminatorio dentro de la tribu.
Otra muestra de desigualdad e inequidad de género es que la mujer no puede sentarse a comer con el hombre, al igual que si una mujer le sonríe a un hombre por cordialidad o lo mira hacia los ojos se cree que se le está insinuando; las mujeres se bañan muy a escondidas de la mirada de los hombres, mientras que los hombres lo hacen al aire libre entre varios y ante la mirada de muchos, pero lo más fuerte de la película y poco visto es la circuncisión del clítoris que sufren las niñas para evitar el placer de llegar al orgasmo, poniendo en riesgo sus vidas.
TENGO CELOS, DE LA MANO QUE SALUDAS…
A pesar de las adversidades, ella busca adaptarse y salir adelante, compra un vehículo viejo para llegar a la aldea más fácilmente, en el camino de regreso, una mujer se burla de Lemalian, porque ella va manejando, él le pide conducir, aunque nunca ha manejado, y choca contra un árbol; Carola grita y discute con él, algo que hiere el orgullo del guerrero; posteriormente, decide abrir una tienda de víveres; el negocio es un éxito, sin embargo, su relación con Lemalian, es cada vez más difícil, pues se siente humillado por el progreso de su esposa.
Los celos enfermizos son característicos de la mayoría de las culturas, sobre todo en aquellas donde aflora el machismo, sin importar el grado de civilización. Puede ser comprensible, aunque no justificable que Lemalian sienta celos cuando Carola habla con los clientes, o que los mire a los ojos, dada la diferencia de cultura, pero el propio Stefan la celó cuando ella bailó con Lemalian, debiéndose entender que el ex novio tenía una educación y preparación superior al nativo, pero llegó a ser ofensivo cuando la acusa de estar interesada sólo en el sexo.
Al final, Carola puede vencer las barreras culturales, pero no los celos enfermizos.
SI SOMOS DIFERENTES DE SENTIR…
Carola está embarazada, planea dar a luz entre un círculo de mujeres de la tribu, pero las cosas se complican, así que la llevan en avioneta al hospital en Wamba, donde nacerá Sarai, una bella y saludable bebé; de regreso a Barsaloi, los celos de Lemalian se convierten en el infierno de su esposa; él la acusa de tener una aventura con el Padre Bernardo y le reprocha que Sarai no es su hija; durante la discusión la golpea y ella también lo agrede, entonces intervienen los habitantes de la aldea para evitar un final trágico.
Las costumbres que los originarios de ese lugar tienen, son tan fuertes que se aprecian en escenas como es que los miembros de la tribu nunca miran hacia atrás porque creen que es de mala suerte, se piensa que lo correcto es tener relaciones únicamente anales hasta el momento en que se crea que es conveniente tener un hijo las tienen vaginalmente; no es costumbre entre los Samburu besar y acariciar a la mujer mientras hacen el amor.
De acuerdo a las costumbres nativas, en la celebración de la boda, la novia no va vestida de blanco, aunque Carola decide llevar un vestido blanco, y aunque luce hermosa, los demás la ven extraña.
Un guerrero samburu que ha golpeado a su mujer, pierde el derecho de serlo, por ello Lemalian corta su larga cabellera y abandona su traje tradicional.
Es la historia de una mujer valiente que lo dejó todo por estar al lado del amor de su vida; no fue fácil, se enfrentó a una cultura totalmente distinta y a una vida extremadamente difícil en África; las diferencias culturales parecen abismales, pero sólo son eso diferencias, pues al final son los mismos seres humanos con necesidades sexuales, físicas, de higiene, de vida, pero siguen siendo los mismos seres de carne y hueso.
Una frase de Elizabeth en la película engloba esta idea: “A veces la vida aquí es muy sencilla y a veces muy complicada. Aunque sigue siendo la misma vida”.
Es verdad que los seres humanos son tan iguales y a la vez tan diferentes, pero ¿será que la raza humana se obstina en marcar las diferencias en vez de empatar las similitudes?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…