El hombre que mató a siete personas el sábado en la ciudad texana de Odessa, en el sur de Estados Unidos, había sido despedido justo antes de perpetrar el tiroteo, informaron las autoridades el lunes.
«El sospechoso fue a su trabajo en Journey Oilfield Services. No estuvo mucho tiempo ahí y fue despedido por su empresa», explicó el jefe de la policía de Odessa, Michael Gerke, en rueda de prensa.
Después de eso, el sospechoso y su jefe llamaron a la policía para quejarse «porque no estaban de acuerdo respecto a ese despido».
El tirador, identificado como Seth Aaron Ator, de 36 años, también llamó a la policía federal (FBI), pero no profirió ninguna amenaza, indicó Gerke.
Según el agente del FBI Christopher Combs, el despido del tirador no fue el elemento que desencadenó la matanza. «Ya estaba muy alterado mentalmente cuando llegó a su trabajo, así que todo esto no ocurrió por su despido», afirmó el policía. «Ya estaba muy enfadado al llegar a su lugar de trabajo».
El tiroteo comenzó cuando policías intentaron detener el automóvil de Ator en la autopista I-20, a altura de Odessa. El conductor empezó entonces a disparar y se dio a la fuga, matando al azar a automovilistas con los que se fue cruzando en esa misma vía entre Odessa y Midland.
Siete personas murieron y 22 resultaron heridas. La matanza podría haber sido aún peor si el asaltante hubiera logrado entrar en el cine ante el que la policía lo abatió.
Ese tiroteo ocurrió menos de un mes después de que un hombre matara a tiros a 22 personas en otra ciudad texana, El Paso, a unos 500 kilómetros al oeste de Odessa.