De acuerdo con el diario Milenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió la renuncia del director ejecutivo de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), Luis Vera, después de que éste declaró que la refinería de Dos Bocas se aprobó bajo “presiones”.
Por otro lado, se tiene presupuestado que Vera deje su cargo este viernes, ya que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, también influyó para conseguir la autorización en materia de Impacto Ambiental para la edificación del complejo petrolero en Paraíso, Tabasco.
Fue el 14 de agosto, cuando Vera Morales admitió, en una entrevista, que “hubo una gran presión” para aprobar el resolutivo en el menor tiempo posible, “por su puesto -lo saben-, había una gran presión de que esto saliera rápido”.
Cabe señalar que en el resolutivo de Impacto Ambiental para la Refinería de Dos Bocas, la ASEA, acotó que no se prevén grandes afectaciones ambientales, aunque le advirtió a Pemex que “existe la probabilidad de presentarse un evento no deseado en materia de riesgo ambiental”, en consecuencia le exige implementar una serie de medidas para minimizar los daños en dicha región.
Lo anterior de acuerdo con el documento elaborado por la Dirección General de Gestión de Procesos Industriales (DGPPI) de dicha agencia.
Asimismo, la ASEA aclaró que Tabasco es vulnerable a los impactos del cambio climático, los cuales podrían provocar inundaciones, variaciones en la línea costera e incremento de la temperatura, “por lo que Pemex determinó construir la plataforma de la refinería con un desplante de tres metros sobre el nivel medio del mar, ’por lo cual dicha medida asegura evitar la inundación del polígono en dónde se construirá el proyecto´”, detalló el rotativo.
En el resolutivo que este mes presentó la ASEA destacó que su resolución no constituye un permiso o una autorización de inicio de obras, pues éstas son competencia de instancias municipales.
Tampoco se exime a Pemex de tramitar y obtener la aprobación correspondiente para el cambio de uso de suelo en terrenos forestales, ya que la paraestatal tiene previsto remover 131 hectáreas de vegetación natural para instalar el megaproyecto energético.