Por Jesús Michel Narváez
Sin interpretaciones de ninguna especie, pero el Presidente López Obrador ya dio el paso, públicamente, para su reelección.
Lea usted lo que dijo sobre el tema en su conferencia de este jueves:
“(…) Y no dejar de insistir en la democracia participativa, en darle el derecho a la gente a que decida en consultas, en plebiscitos, en referéndum y que se aplique la revocación del mandato; y si la gente quiere, también que se quite lo de la reelección, porque está permitido en algunos casos, eso fue un abuso que se cometió”.
Frente a la propuesta, surgen las preguntas.
¿No fue la gente la que pidió terminar con la dictadura de Porfirio Díaz?
¿No fue el pueblo el que acudió al llamado de Francisco I. Madero para tomar las armas el 20 de noviembre de 1910?
¿No fue el Constituyente de 1917 el que plasmó la prohibición de la reelección?
¿Acaso no se prohibió también la reelección legislativa en 1933?
¿Todos estuvieron equivocados?
¿Fue un abuso del pueblo?
El Presidente llegó a esa conclusión después de explicar largamente sus razones para que los partidos políticos acepten “voluntariamente” reducir las prerrogativas que entrega el Instituto Nacional Electoral por mandato constitucional.
Si el Presidente quiere ser reelecto, es simple: envíe una iniciativa de ley para reformar el artículo 83 y que cambie la actual redacción: “El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”.
Implica explícitamente: sufragio efectivo, no reelección.
El Presidente se quitó la máscara y aunque firmó ante notario, con lápiz por cierto, que no se reelegiría, su aseveración lo contradice.
“(…) si la gente quiere, también que se quite lo de la reelección, porque está permitido en algunos casos, eso fue un abuso que se cometió”.
Sí, se permite ya la reelección de diputados locales y presidentes municipales; en 2021 podrán tener la misma condición los diputados federales y en 2024, los senadores de la República.
Los gobernadores no pueden ser reelectos.
Pero claro, si la gente quiere…
Esa es harina de otro costal.
Lo que queda claro, de manera diáfana, es la intención de López Obrador: permanecer en el cargo a como dé lugar.
Y esa acción no importa que se convierta en una traición para uno de sus ejemplos: Francisco I. Madero, el que peleó por rescatar la democracia y terminar con la autocracia.
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