La tasa de desocupación de la Población Económicamente Activa (PEA) se ubicó en 3.5 por ciento durante el segundo trimestre de 2019, cifra superior al 3.4 por ciento reportado durante el trimestre previo, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esto representa que el número de personas desocupadas registradas entre abril y junio tuvo un incremento de 128 mil 291 personas, para ubicarse en 2 millones 14 mil 496 personas.
Dicho índice cuantifica a la población que no trabajó siquiera una hora durante la semana de referencia de la encuesta, pero manifestó su disposición de hacerlo e hizo alguna actividad por obtener empleo.
“La tasa de desocupación es más alta en las localidades grandes, en donde está más organizado el mercado de trabajo. Es así como en las zonas más urbanizadas (con más de 100 mil habitantes), la tasa llegó a 4.1 por ciento, mientras que en las rurales de menos de 2 mil 500 habitantes se estableció en 2.3 por ciento”, señaló el instituto este miércoles en un comunicado.
Según cifras de la ENOE, el 46.6 por ciento de las personas desocupadas del país tienen entre 25 y 44 años, mientras que el 34.6 por ciento está en el rango de 15 a 24 años.
A su vez, las estadísticas revelaron que casi la mitad de la población desocupada (47 por ciento), cuenta con estudios de educación media superior y superior; el 36 por ciento estudió la secundaria completa; y el 12.8 por ciento tiene la primaria terminada. El restante 4.3 por ciento corresponde a las personas que no pudieron concluir su educación básica.
Alrededor de un millón 829 mil de las personas que se encuentran desocupadas ya cuentan con experiencia en el ámbito laboral. El 47.6 por ciento de este grupo de personas se encuentra sin trabajo debido a que perdieron o terminaron su empleo anterior; el 36.2 por ciento renunció, y el 3.5 por ciento dejó o cerró un negocio propio.
La encuesta trimestral reveló además que 4.2 millones de personas entraron dentro de la categoría de subocupadas, es decir, aquellas que tienen la necesidad de ofrecer más tiempo de trabajo, lo que se traduce en la búsqueda de una ocupación complementaria o de un nuevo trabajo.
La tasa de subocupación durante el segundo trimestre del año fue de 7.7 por ciento respecto a la población ocupada, lo que representó su mayor nivel para un periodo abril-junio desde 2016.
Por otra parte, la tasa de condiciones críticas de ocupación se ubicó prácticamente en el mismo nivel que el trimestre anterior, al registrar una tasa de 18.9 por ciento respecto a la población ocupada.
El empleo precario incluye a las personas que trabajan menos de 35 horas a la semana o que trabajan más de este tiempo, pero con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo. También contabiliza a los que laboran más de 48 horas semanales con un pago de hasta dos salarios mínimos.