El restablecimiento de un “papel cuasimonopólico” de Petróleos Mexicanos (Pemex) en exploración y producción representa una “vuelta en U” que aumenta la exposición de la empresa estatal a los riesgos inherentes de la industria, afirmó este lunes la agencia calificadora S&P Global Ratings.
En su análisis sobre el plan de negocios de la petrolera, divulgado la semana pasada, S&P indicó que el documento no contiene “mayores sorpresas“.
“La plataforma estratégica del plan se mantiene consistente con la serie de anuncios que ha hecho el Gobierno sobre materia energética desde diciembre pasado”, expuso.
Resaltó que el plan descansa en tres pilares: un mayor apoyo por parte del Gobierno federal, un aumento en las inversiones de capital y disciplina financiera.
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De acuerdo con la firma, bajo este plan la política energética de México se revierte ya que Pemex retoma un papel “cuasimonopólico” en el segmento de exploración y producción, mientras que de manera paralela fortalece las actividades de refinación para buscar autosuficiencia energética.
“Pemex está nuevamente detrás del volante, pero varios riesgos podrían surgir en el camino”, advirtió.
Explicó que si Pemex logra restaurar la salud de sus principales negocios, los resultados financieros mejorarían gradualmente. De ser así, la empresa podría restablecer poco a poco la confianza de los inversionistas, condición indispensable para mejorar las condiciones de financiamiento y mantener un buen acceso a los mercados de deuda.
“Sin embargo, el no obtener los resultados esperados rápidamente podría comprometer la sostenibilidad de la empresa antes del término de la actual administración”, añadió.
La calificadora señaló que la falta de continuidad de la política energética en México, que típicamente se manifiesta en las transiciones de Gobierno, después de cada sexenio gubernamental, ha sido una constante desde hace varias décadas.
Enfatizó que, dado que los modelos de negocio en este sector normalmente contemplan horizontes de muy largo plazo, los cambios de dirección cada seis años han limitado a Pemex para poder aterrizar sus planes de negocio.
“Pensamos que la falta de continuidad en la política energética del país se vuelve a hacer evidente. Pemex está dando una vuelta en U al adoptar una estrategia que aumenta su exposición a los riesgos inherentes de la industria, y también vuelve a asumir importantes riesgos operativos“, sostuvo S&P.
Asimismo, añadió, el plan de negocios tiene un mayor enfoque sobre resultados de corto plazo y genera dudas sobre la sostenibilidad de largo plazo.
“La decisión del Gobierno de diferir y limitar la participación del sector privado en el sector energético subestima el valor que otros participantes pueden aportar en términos de experiencia”, destacó.
Por otro lado, mencionó que el plan se basa en una serie de supuestos optimistas que dejan poco margen de maniobra. Para el negocio de exportación de crudo, por ejemplo, asume un precio por barril por encima de 55 dólares para los siguientes diez años.
“Este supuesto es muy sensible a varios factores externos, incluyendo la desaceleración del crecimiento global”, apuntó la firma.
Finalmente, la firma señaló que la visión estratégica contenida en el plan de negocios de Pemex está capturada en la evaluación de su actual perfil crediticio (BBB+, que implica vulnerabilidad a condiciones económicas adversas o cambios coyunturales)
“Nuestras calificaciones de Pemex reflejan nuestra expectativa de una probabilidad casi cierta de apoyo extraordinario de parte del Gobierno a la empresa, ante un escenario de estrés financiero“, acotó