La proyección de la película Chin Chin el Teporocho, basada en la novela de Armando Ramírez, se llevará a cabo el próximo lunes en una función especial en la Cineteca Nacional y después se realizará, una retrospectiva con el colectivo Tepito Arte Acá en la sala José María Velasco, del llamado “barrio bravo”, del que el autor era originario.
La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto anunció lo anterior en el homenaje en cuerpo presente que se hizo al también periodista, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, al que arribó la funcionaria junto con la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez con quien montó una guardia honor, junto con los familiares del fallecido maestro.
«Chinguen a su madre, yo soy de Tepito», así la esencia y ausencia de Armando Ramírez
“De Armando Ramírez todos tenemos su voz. Ahorita pareciera que lo estamos escuchando. Quiero darle mi abrazo solidario a la familia para festejar la vida de alguien que nos dejó a todos algo. Un cronista manifiesta siempre la vida de un lugar y esa vida quedará permanente en nuestra memoria gracias a su palabra”, expresó Frausto.
Agregó que “desde la Secretaria de Cultura y Bellas Artes abrimos este espacio, una sala de lectura en una de las zonas emblemáticas de la ciudad (Colonia Condesa) que a él también le interesaba”, manifestó al encargada de la cultura nacional frente al féretro cerrado de Ramírez de quien en la parte posterior se veía su fotografía de joven y con las manos juntas y al lado de la imagen, coronas de flores blancas.
La funcionaria dijo que como parte de la memoria y el legado del escritor, se verá en el recinto cinematográfico de Coyoacán la mencionada película que fue dirigida por Gabriel Retes en 1978 de manera gratuita y por otro lado, invitó a los jóvenes “que no tuvieron oportunidad de conocerlo a que lo lean, lo van a gozar mucho”.
Posteriormente Alejandra Frausto quien llevaba un vestido negro con flores bordadas, dijo que al hablar con el hijo de Ramírez del mismo nombre, acordaron que en este tributo “festejáramos su vida, con su play list que esta buenísimo, que todos tenemos ganas de ponernos a bailar en su honor y por eso nos atrevemos a venir de colores, con una sonrisa de frente para festejar lo que nos dejó en vida, no existe alguien que no tenga contacto con su obra o con él a quien no le haya arrancado una carcajada”.
Al salir del lugar se le preguntó a la secretaria de Cultura cuál consideraba había sido el aporte de Armando Ramírez en la literatura “Siempre fue una voz presente retratando realidades muy drásticas a veces, pero con una inteligencia que se vio reflejada en su sentido del humor, en su prosa, no es para menos que sus obras se hayan llevado al séptimo arte. Se va un grande la cultura en México”.
Luchó por sus ideales hasta el final
Antes de la llegada de la titular de la Secretaría de Cultura, la mayor de los hijos de Armando Ramírez, Jimena habló de la sencillez con la que su papá se conducía en su existencia.
“Él decía: Yo quiero que la gente me vea como soy, su lenguaje no era una pose, ni nada, era él, se mostraba tal cual porque además, tal cual le gustaba escuchar a todos y de esa manera percibir la vida”, expresó la hija del escritor de Quinceañera para quien su padre, mencionó con la voz entrecortada “fue mi maestro de vida”.
Acerca del acervo literario de Armando Ramírez, cuyo último libro fue Déjame de editorial Oceano, Ximena mencionó que no sabe si dejó otro manuscrito inédito en la editorial, pero “tenía con mi hermano (Armando) ganas de hacer documentales y otras cosas, que el mexicano se sintiera motivado a hacer lo que quisiera”.
Del archivo personal que el autor que popularizara la frase “Qué tanto es tantitito”, Jimena Destacó que “dejó muchas cosas que uno no se imaginaba. La historia que tenía no solo de artistas conocidos, sino de artesanos, mucho trabajo que él admiraba, mi casa es un mundo de historias de todos los mexicanos”.
Y enfatizó: “Algo que quiero que tengan en claro, es que mi papá adoraba a su México y a sus personas, se molestaba mucho cuando alguien hablaba mal de la gente de su país porque decía: ´El mexicano es un chingón, no somos esos que dicen que robamos o narcos, el mexicano es ingenioso, trabajador, luchador y ante la adversidad no se raja y es algo que quiero que sepan de él, no se rajó nunca y luchó por esta vida y sus ideales hasta el final”.
El homenaje a Armando Ramírez en el Centro de Creación Literaria estaría abierto al público el jueves hasta las 9 de la noche y al día siguiente el ataúd se trasladaría a una funeraria de la Ciudad de México, donde los restos del escritor serán cremados. Le sobreviven su esposa Araceli Sánchez y sus hijos Marcela Armando y Jimena Ramírez Sánchez.