Por Nidia Marín
No hay vuelta de hoja, siguen matando periodistas y en el horizonte no se observa nada que lo pueda impedir. Hay incompetencia, es todo.
Desconocemos cuántos cadáveres de comunicadores va cargar el actual gobierno; también por qué rasuraron los programas para dar protección a quienes eran amenazados por los delincuentes o… los políticos, pero por esa falta de raciocinio y de hacer todo al troche y moche ya suman 9 los asesinados en lo que va de 2019.
El homicidio de Norma Sarabia, apenas ayer en Huimanguillo, Tabasco es otra afrenta contra los medios de comunicación. A balazos la mataron afuera de su domicilio. Ella era corresponsal del diario Tabasco Hoy en la peligrosa zona de La Chontalpa donde mandan los criminales de la droga y el huachicoleo. ¿Y las autoridades? No tardarán en empezar a enlodarla para sacudirse responsabilidades.
Aun no nos reponíamos de ese crimen, cuando en Boca del Río, Veracruz, era “levantado” el periodista Marcos Miranda, alias “Marmiko”, autor de la página informa Noticias a Tiempo, cuando iba a dejar a su hija a la escuela. El estaba amenazado, pero hace poco más de cinco meses le retiraron el apoyo de protección para defensores de derechos humanos y periodistas. Otro absurdo “ahorro”.
Como ha señalado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos:
“… aun cuando las agresiones a periodistas y personas defensoras no provengan de personas servidoras públicas, sino de particulares, el Estado Mexicano no está exento de su obligación de investigar de manera exhaustiva el origen de las mismas. Los agravios a periodistas y personas defensoras que no se atienden hasta su esclarecimiento total, reparación integral del daño a la víctima y castigo a los responsables, generan la reiteración de prácticas criminales que lastiman y afectan la vida nacional en sus valores cívicos y democráticos; así como la privación de vida de periodistas y defensores de derechos humanos”.