*Mentir, Prometer y no Cumplir son Actos de Corrupción
*Ocultar Datos, Fingir que Todo “va Bien” sin ser Cierto, es Corrupción
*Contratar Gente Corrupta de Otros Partidos, También
Por Rafael Navarro Barrón
Ahora le tocó a la prensa: el Caín del periodismo está asesinando al Abel de sus mismas entrañas, y la mala idea del canibalismo entre periodistas está cundiendo bajo un claro objetivo: ubicar a los medios de comunicación corruptos (porque recibieron dinero del gobierno) y los no corruptos, los que decidieron no tejer una complicidad y jugar el juego del hambre.
Divulgar públicamente algunos de los convenios publicitarios entre periodistas y el gobierno de Enrique Peña Nieto, como si fueran actos de corrupción, es una mala señal publicitaria, una pésima estrategia política.
No es así como se gesta la corrupción periodística. Recibir esos pagos por concepto de “publicidad” no corrompe a los periodistas y a sus empresas.
Todos, de alguna manera, estamos conscientes de lo que ocurre en esa permanente relación entre poder político y medios.
Las empresas periodísticas son y seguirán siendo los grandes catalizadores del poder político y hasta delictivo en México. Es el freno a los hombres nefastos del poder que se oponen a un cambio verdadero.
No he conocido hasta hoy un solo dueño de medio de comunicación y periodista en México y en el mundo (y conozco a muchos) que no incumpla las reglas de la ética elemental. No los puedo llamar antiéticos, porque no lo son, pero en la práctica incumplen los preceptos básicos de la ética periodística.
Insisto, no digo que son corruptos, solo establezco que incumplen las reglas éticas que, para una sociedad como la nuestra, son demasiado estrictas.
Hay corruptos que, estoy seguro, nunca van a tomar un centavo ajeno y gente honesta que vive de los beneficios que genera la corrupción; los periodistas entendemos perfectamente el rol de cada sector de la sociedad.
Los ministros del culto realizan su actividad, moral y religiosa, en medio de una estela corrupta y mentirosa, pues viven a expensas de otros, les violan sus derechos y los castigan con “cielo” e “infierno” conforme a sus desviados dogmas.
En el entorno empresarial ocurre exactamente lo mismo. Es quizá una de las áreas que más corrompió el poder político.
Entendieron desde hace años como realizar acuerdos con los gobernantes y no dejan de sacarle provecho a esas prebendas.
Los empresarios son expertos en los negocios sucios que dejan ganancias estando a la sombra del poder; son las “damas de compañía” de los políticos mexicanos y, al mismo tiempo, los grandes promotores de los políticos corruptos.
He estado en decenas de conversaciones donde se realizan acuerdos entre medios de comunicación y el poder. Conozco muy bien los rostros de “negociadores”, son iguales en todo el mundo, utilizan las mismas frases y las expresiones corporales.
La verdadera corrupción siempre prodiga frases alentadoras y de una falsa prosperidad.
Sus emisarios hacen como que reparten pero, en realidad, prorratean dádivas miserables porque siempre ven chiquito al que intentan “comprar” o “hacerlo su socio”.
Increíble pero cierto, como periodista conozco más políticos corruptos que honestos.
Con conocimiento pleno de la raza humana, a la que pertenezco, el equipo que gobierna el país no está exento de la corrupción política. No se salva Andrés Manuel López Obrador, el jefe máximo que pregona, ante los mexicanos, una moral a toda prueba.
El simbolismo de sus acciones diarias, un simple análisis de lo que habla y de lo que hace, nos lleva a conclusiones determinantes.
Y que nadie se ofenda porque se demarca la vida corrupta de quien se presenta ante la sociedad como casto y puro.
Mentir es corrupción; prometer y no cumplir es corrupción; ocultar datos, es corrupción; decir que puede con el cargo y fingir que las cosas “van bien”, cuando no es real la percepción, es corrupción; contratar gente corrupta, de otros partidos políticos y del propio, es corrupción; ir en contra de la visión moral y religiosa de un pueblo que es mayoría, es corrupción.
La corrupción es un concepto vago, que nada tiene que ver con los contratos que realiza el gobierno con periodistas. Las dádivas oficiales son más abundantes cuando se realizan por fuera, sin dejar huella; los convenios publicitarios se hacen por dos cosas: una, por motivos de control, es algo que evita un golpeteo o la interacción de los naturales enemigos políticos; y dos, por la circulación o difusión natural de un medio de comunicación y por la importancia que tienen las voces y las plumas de los periodistas con más credibilidad.
Corrupción es una forma de vida y, querámoslo o no, el hombre es un ser corrupto.