En marzo de 2019, el Episcopado Mexicano dio a conocer que tiene registrados 105 casos de abuso a menores a nivel nacional, aunque desconoce el paradero de los 157 sacerdotes que han sido suspendidos desde 2010 a la fecha.
Joaquín Aguilar Méndez, director de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes del Clero (SNAP, por sus siglas en inglés), reconoció que sufrió un abuso en la Ciudad de México y que en su momento su familia hizo todo lo posible para denunciar.
“Cuando un sacerdote comete un caso de este tipo contra un menor, yo lo llego a comparar literalmente como si te asesinaran el alma; es una serie de conflictos terrible, porque tú como niño crees que el mismo dios mandó a hacer esto y muchos no logran recuperarse”, expuso.
Aguilar Méndez refirió que México ocupa el primer lugar en delitos sexuales a menores de toda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y el segundo en el mundo, solo después de Tailandia.
Dijo que existe complicidad entre las autoridades civil y canónica para encubrir los casos de pederastia, y consideró que la aplicación de la justicia debe abarcar las dos líneas.
“Sigue habiendo complicidad entre ambas autoridades, en algunos casos inclusive la institución eclesiástica tiene más palabra o más influencia que incluso las autoridades municipales. De ese tamaño es el gran problema, por eso la gente no denuncia”, señaló.
En 1946, El Vaticano recibió la primera denuncia de pederastia contra el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, quien contó con el apoyo de Juan Pablo II, que encubrió sus delitos.
“En este caso hubo impunidad, por lo que yo sigo creyendo que El Vaticano, recordamos que en ese momento estaba Juan Pablo II, no le quisieron entrar, se tuvo que morir el papa para que le pudieran a entrar a ese tema”, explicó.
Añadió que poco se ha sabido sobre las víctimas porque “es algo que no le han entrado, apenas le van a entrar”.
En mayo de 2019, el papa Francisco aprobó una ley innovadora que ordena a los 415 mil sacerdotes católicos y 660 mil religiosas del mundo a reportar cualquier caso de pederastia.
El director de SNAP México consideró que “no ha sido fácil para las víctimas, de pronto ver este cambio, nos crean alertas, somos desconfiados porque se lo han ganado. Siempre que ellos han hecho algo era obviamente para traicionarnos o para ver su beneficio”.
“Si el papa se está pronunciado -que también tengo entendido no es una cosa fácil- pues bienvenido, no nada más hay que pronunciarse, hay que actuar”, sostuvo.
“Nosotros en la experiencia que tenemos con la arquidiócesis de México, precisamente ha demostrado una cosa: que no se requieren los grandes cambios a nivel institución, lo único que se requiere es voluntad. Voluntad de que el cardenal o el obispo ya no vuelva a permitir que esto suceda”, manifestó.
Asimismo, planteó que se debe hablar con los menores y prevenirlos. “Las consecuencias de esos actos son muy graves, de un abuso o una violencia sexual, es terrible, sobre todo cuando son niños, niñas y adolescentes porque es cuando están en pleno desarrollo”, señaló.
Aguilar Méndez admitió que “la terapia psicológica la vamos a llevar toda nuestra vida en distintos momentos”, porque no es fácil olvidar una situación de ese tipo.
“La sociedad apenas ha querido abrir los ojos, (…) y sabiendo en nuestro contexto, en nuestro círculo, hemos conocido o tenido a alguien que algún momento de su vida ha sufrido algún tipo de violencia sexual, aun sin que nosotros lo supiéramos”, concluyó.