Por Jesús Michel Narváez
Mientras once soldados fueron humillados en La Huacana por un grupo del “pueblo bueno y sabio”, los funcionarios federales, estatales y municipales se encontraban en sus zonas de confort.
Cada cual en su (ir) responsabilidad dialogaba sobre lo que se tiene que hacer en México para avanzar. Alfonso Romo cruzaba apuestas 100 a 1 –el pagaría 100 si perdía- a que no habrá recesión, aunque todos los indicadores económicos, nacionales e internacionales, la preludian; en Hacienda informaban de las licitaciones para adquirir medicinas mientras el Ciudadano Presidente ratificaba que no se les compraría a los 10 distribuidores que han, prácticamente, huachicoleado con ellas.
En sus zonas de confort. Y allá, en La Huacana las fuerzas castrenses eran sometidas por criminales disfrazados de pueblo sabio. En su mañanera, apenas si abordó el tema aunque hizo un reconocimiento a los militares que se comportaron y evitaron el enfrentamiento. Claro, comportarse es no responder a aquellos que se encuentran al margen de la ley y poseen armamento de calibres que derriban helicópteros.
Y después de que medio mundo, literalmente, conocía los videos que los criminales se encargaron de grabar en sus celulares, y la indignación crecía –hay que revisar el twitter y comprobarlo-, por la mañana de ayer apareció, finalmente, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Alfonso Durazo Montaño, para encabezar “el arranque
De manera formal la segunda etapa del Plan Integral de Seguridad para Michoacán”.
Según la “segunda etapa” y en palabras del funcionario federal que en los momentos álgidos desaparece como por arte de magia, informó que el objetivo es dotar a los municipios de la fuerza policial que requieran de acuerdo con el número de habitantes que tienen y que todos los elementos se encuentren debidamente capacitados y certificados.
¿Con el certificado de “buena conducta” se obtiene policía eficiente que permita a los militares regresar a sus cuarteles? Es pregunta.
Curiosamente, Durazo Montaño recordó que el despliegue anunciado en Zamora corresponde y forma parte de este Plan Integral de Seguridad, sin embargo y debido a los ataques registrados durante las últimas horas, se determinó adelantar su puesta en marcha en esta zona.
Una “segunda etapa” que “complementa la primera”.
Algo sui géneris. Porque, cosa rara, hasta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos condenó el secuestro y desarme de los 11 soldados que entregaron sus armas de cargo y ahora estarán sujetos a un consejo de guerra.
Y mientras ocurrían los hechos de humillación, el gobernador Silvano Aureoles Conejo –siempre con el rostro fresco, la camisa almidonada y el traje planchado-decía que Michoacán está incluido en el primer grupo de estados que contarán con elementos de la Guardia Nacional y consideró que serán un importante apoyo en la lucha contra la delincuencia.
Porque, por supuesto, no tiene alternativa frente a una incapaz policía estatal y 114 municipales que sirven para lo que se le unta al queso.
Centralismo a la vista.
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