Por Jesús Michel Narváez
Desde las oficinas de comunicación de la Presidencia de la República se hizo circular una lista con 35 nombres de periodistas que recibimos dinero del gobierno de Enrique Peña Nieto. Me encuentro en el lugar 21, en la hoja 3. Y refiere que la pasada administración federal me otorgó contratos por el concepto de publicidad 4 millones 304 mil 44 pesos con 63 centavos.
Sí, en efecto corresponden a la contratación de banners que se insertaron en el Portal www.misionpolitica.com La suma abarca de 2013 a 2018. Y para cada uno de ellos entregué fianzas de cumplimiento. Pagué los respectivos impuestos y estoy al corriente en el artículo 32-bis del Código Fiscal. El Presidente López Obrador respondió la pregunta sobre los despidos en el sector salud de la siguiente manera:
“No sé está despidiendo a nadie, es propaganda, es para afectarnos, ya ven cómo es el hampa del periodismo, no todos, desde luego, pero en el hampa del periodismo se usa mucho que la calumnia cuando no mancha, tizna”.
Horas después la lista de periodistas que “encajamos” en su nueva definición, fue filtrada.
De entrada, la mala fe es manifiesta.
Señor Presidente: Soy periodista en el ejercicio desde hace 53 años. Cubrí las actividades de antecesores suyos, estuve en guerras y presumo de ser un empresario que paga sus impuestos.
Soy director de MISIÓN POLÍTICA desde hace 19 años. Primero como suplemento político de El Sol de México y que circulaba en 8 diarios de la Organización Editorial Mexicana y que desde enero pasado se convirtió en una revista semanal.
También soy propietario del portal www.misionpolitica.com y como usted debe saber, y si no lo sabe se lo informo, para la realización de ambas actividades trabajan 17 personas, todas con familia. Y a todos se les cubre un salario. ¿De dónde provienen los recursos? De la publicidad gubernamental y privada.
No soy sicario del periodismo. No soy hampón del periodismo. No soy integrante de la prensa fifí. Soy crítico y no enemigo del poder público. A mí no me pagan para “pegarle”. No estoy en venta ni en renta. No soy sumiso ante el poderoso.
Reconozco los contratos que me fueron asignados. Nunca representaron obligaciones ni colocar alfombras rojas al paso de su antecesor.
Replicando sus palabras: en el hampa del poder público se usa mucho que la calumnia cuando no mancha, tizna. ¿Por qué nos quiere destruir?