A partir de este martes, Estados Unidos impone cuotas compensatorias de 17.65 por ciento, a las importaciones de tomate mexicano.
Fueron productores de Florida quienes exigieron esta medida, aunque se aclara que dicho impuesto podría ser devuelto a los exportadores mexicanos, siempre y cuando lleguen a un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, o bien, se inicie una investigación en ese país, en la que se concluya que no existen prácticas desleales de comercio.
Lo cierto es que dicho impuesto implicará mayores costos para los exportadores mexicanos y la posibilidad de que los precios del fruto caigan en el mercado mexicano y suban en el norteamericano, denunció Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
Los tomates mexicanos exportados a Estados Unidos se venden con distintos precios de referencia pactados en un “acuerdo de suspensión”, el cual se ha renovado varias veces desde hace 22 años, para evitar el pago de cuotas compensatorias que en aquel entonces se iban a imponer y que promediaban 17.65 por ciento.
Grupos empresariales han instado al Departamento de Comercio a actuar con cautela en la disputa, al tiempo que la Secretaría de Economía expresó su decepción y preocupación por la decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos, ya que ello implicará un costo anual superior a los 350 millones de dólares para el exportador mexicano de tomate.
Lo anterior podría provocar que pequeños y medianos exportadores no puedan hacer frente a esta pesada carga financiera.