El descontrol en las compras al interior de la Comisión Federal de Electricidad alentó la corrupción, dijo su titular Manuel Bartlett:
“Tenemos 140 áreas en la Comisión donde se puede comprar, es un problema creado por la reforma energética, que dividió en seis empresas y todas puedan comprar”.
El reto, aseguró, es lograr “un control estricto de las compras y de las licitaciones, tenemos que recortar las áreas para que haya un control y revisar que ninguna licitación vaya dirigida en específico a algún socio o compadre, abrir los procesos, sin límite, e ir bajando el costo”.
Una de las estrategias, a través de todas las direcciones generales del corporativo, es amarrar a todas las empresas subsidiarias, a las cuales se les dio un carácter autónomo, con sus propios consejos de administración y grupos de abogados.
A diferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, inclinado a las adjudicaciones directas con la justificación de los sobreprecios y ampliaciones clandestinas de presupuesto, Bartlett acotó: “Aquí queremos que las licitaciones se hagan de una manera en la que participen todos”.
GASODUCTOS. Sobre los siete gasoductos paralizados en el país (Samalayuca-Sásabe, construido por Grupo Carso; Guaymas-El Oro, por Ienova; La Laguna-Aguascalientes y Villa de Reyes-Aguascalientes, por Fermaca; Tula-Villa de Reyes, Tuxpan-Tula y Sur de Texas-Tuxpan, por TransCanada), derivados de contratos “leoninos” y con desfalcos millonarios en perjuicio de la CFE, expresó:
“Es necesario renegociar sus condiciones, los consideramos excesivos, vamos a renegociar desde el origen de los mismos hasta lo que está ocurriendo ahora, ya investigamos qué pasó en cada caso, estamos por concluir, por eso no hemos comenzado la renegociación, hasta que tengamos muy claro qué pasó”.
En la mayoría de los casos, estos gasoductos se encuentran inactivos por inconformidades o bloqueos comunitarios, o por retrasos de las compañías constructoras; a pesar de eso, la CFE debe pagar cuantiosas multas.
