Por Jesús Miche Narváez
Concediendo sin aceptar que el bajo crecimiento económico del país se debe a dos factores fundamentales: la reducida inversión pública y la corrupción, como lo sostiene el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, hay que revisar que hará en este primer año el gobierno federal para solventar el tema.
Hay que decirlo con todas sus palabras: de inversión pública, que se presume es la que se hace en infraestructura, en los cuatro meses y 12 días de la actual administración no hay un solo proyecto en marcha.
Del Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el corredor Transísmico no hay siquiera proyectos ejecutivos ni se cuenta con los permisos para su realización.
Se habla de una danza de miles de millones. De entre 140 y 180 mil para el Tren; de 70 a 90 mil para el aeródromo; de la refinería entre 6 mil 8 mil millones de dólares (de 120 a 160 mil millones de pesos) y para el Transísmico solamente los que están interesados lo saben.
¿De dónde saldrán tanos miles de millones de pesos? Se dirá que son costos totales y que las obras tardarán entre tres y cinco años en estar terminadas. Sí, pero para iniciarlas se requiere poco más del 45 por ciento en el primer año que es cuando más se gasta.
Y habría que preguntar sin ánimo de amarrar navajas si en el NAIM no hubo corrupción financiera según palabras del secretario de Comunicaciones desmentidas, por cierto por el ciudadano Presidente que llamó corrupción al engaño, de dónde concluye el responsable de las finanzas públicas que es flagelo es componente natural de un PIB escaso.
De acuerdo con especialistas dedicados a examinar los componentes del PIB, México crecerá cuando mucho 2.4 por ciento en el sexto año de gobierno. ¿Dónde queda el 4 prometido?
Hacerle caso a los expertos lleva a la conclusión de que la inversión en obra pública y aunque se eliminará la corrupción en su totalidad, no se hará el milagro de crecer más de lo que se ha crecido en los 30 años del neoliberalismo fifí.
Luego, entonces, y entendiendo que la mentira repetida mil veces suele convertirse en verdad de quien la promueve, estaríamos frente a una nueva engañifa sobre el crecimiento económico del país, lo que representa que la pobreza se mantendrá aunque haya programas sociales, regalo de dinero, al por mayor.
Y parafraseando al ciudadano Presidente en torno a que “no somos iguales” a los otros, si el crecimiento del PIB no aumenta, estaríamos ante una verdad que la mentira no construyó.
Vaya, todos y cada uno de los integrantes del gobierno sabio, puro e inmaculado, repiten lo que su jefe les ordena sin siquiera pestañear a pesar de que la realidad los rebasa.
Por eso, concediendo sin aceptar.
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