Por Jesús Michel Narváez
Con solamente 60 días de campaña, Alberto Jiménez Merino (PRI), Miguel Barbosa Huerta
INE ordena a Morena cambiar spot del arranque de campaña de Barbosa (Morena-PT- PVEM) y Enrique Cárdenas (PAN-PRD-MC), iniciaron ayer sus mítines de proselitismo para obtener la gubernatura de Puebla, en una elección extraordinaria a causa de la no aclarada todavía muerte de la gobernadora constitucional, Martha Érika Alonso.
En una entidad en donde el interés de la ciudadanía por acudir a las urnas no parece desbordarse y está desconcertada; en donde la incertidumbre es parte de la campaña la soberbia de Morena y su candidato rebasan con mucho la modestia de sus adversarios, parecería estar escrita la historia por venir.
Sin embargo, los seis meses de gobierno del presidente López Obrador, que se cumplirán el sábado 1 de junio, 24 horas antes del inicio de a votación, bien podían actuar para dividir el voto que hoy se presume estaría mayoritariamente con el candidato por segunda ocasión de Morena.
Además, la ausencia en las boletas de Andrés Manuel López Obrador y el hecho de que solamente existan otras 5 elecciones municipales, pudieran inhibir la decisión de los poblanos.
Si bien es cierto que en los comicios del 2 de julio de 2018 Morena fue llevada de la mano por su líder –sin discusión alguna- López Obrador, en la nueva elección su figura será menos que cero a la izquierda… cuando menos en las boletas.
¿Qué tanto puede pasar en 60 días que cambie el panorama electoral en Puebla y en Baja California?
Para los poblanos, en donde hay cuantiosas inversiones extranjeras, entre ellas españolas, el panorama no pinta bien. Hay desempleo, cierre de algunas empresas, violencia, huachicol abundante a pesar de las medidas tomadas en esta administración. Hay división entre los ciudadanos porque el “accidente” en el que perdió la vida la gobernadora, no ha sido aclarado de manera convincente. El grupo político que controlaba Rafael Moreno Valle no se ha desintegrado y si bien perdió fuerza, todavía es influyente.
La incertidumbre, pues, está presente.
De Baja California, el mal gobierno –lo relatan todas las informaciones periodísticas- de Kiko de Vega tiene al PAN virtualmente en la lona y sin un candidato fuerte que mantenga el primer bastión estatal que controló Acción Nacional por espacio de 30 años.
Conforme a encuestas locales-algunas patito-, Morena ganaría la elección con el senador Jaime Bonilla, representante personal del Presidente en la entidad.
La migración, la violencia –Tijuana encabeza la lista de homicidios dolosos-, el narcomenudeo, el cierre de maquiladoras y una xenofobia no conocida en el pasado, hacen de la elección de Baja California una de las más difíciles políticamente hablando.
En sesenta días sabremos, como dicen los políticos del pasado, de qué lado masca la iguana.
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