*Pareciera que hay un Gabinete de Adorno
*Hacia la 4T Existe Carencia de Sustancia
*Del Ejercicio Hacia la Guardia Nacional
Por Alejandro Zapata Perogordo
Los regímenes autoritarios se edifican a raíz de romper los equilibrios nulificando los contrapesos, ocasionando una inevitable tendencia a concentrar el poder. El sistema de partidos y la división de poderes constituyen importantes, y diría hasta esenciales elementos para consolidar las democracias modernas, el diseño ha funcionado obligando al debate, la deliberación, los acuerdos y la oferta política.
El caso mexicano tuvo matices particulares, la conjunción de excesos, corrupción, impunidad, violencia y el desprestigio de los partidos políticos, provocó un hartazgo social prácticamente sin precedente. La esperanza del electorado en la búsqueda de un profundo cambio tuvo una conexión en la candidatura de López Obrador, máxime que no respondía a intereses partidarios sino a su propio liderazgo, con los ya conocidos resultados que aún conserva con creces.
El panorama con su administración se observa con inquietud, aunque algunos señalan que es poco tiempo para evaluar y ver resultados, en su toma de posesión afirmó que los cambios serían rápidos y es cierto, su forma de actuar y la manera de decidir sobre los grandes problemas del país son dinámicos a la vez de causar polémica y controversia, campo en el que tiene gran experiencia.
Por otra parte, pareciera tener un gabinete de adorno, a partir de las mañaneras todas las decisiones descansan sobre la figura central: el Presidente. Los objetivos planteados en la cuarta transformación a partir de la honestidad, la paz y, reconciliación nacional, no se encuentran sobre la mesa de discusión, en esa parte existe coincidencia, son las formas, el diseño y carencia de sustancia lo que preocupa, al prever caminos sin destino cierto.
En ese contexto y aún la enorme concentración de poder acumulado por el titular del Poder Ejecutivo, en días pasados fuimos testigos de la utilidad del debate y la confrontación de ideas en la Cámara de Senadores al aprobar la Ley de la Guardia Nacional, aunque confieso que tengo reservas sobre la misma, aplaudo el ejercicio llevado a cabo y la voluntad de escuchar otras voces, destellos útiles que constituyen excepción a la regla general impuesta en la cuarta transformación.
El transitar de un extremo a otro siempre conlleva a los excesos, por tal motivo es fundamental serenarse y escuchar, la prudencia es virtud, la descalificación es negación y a veces exabrupto. En un régimen que se precie de ser democrático es indispensable dejar que el adversario, que no enemigo, hable y sea escuchado, de ahí la necesidad de contar con Partidos Políticos que tengan una visión diferente, que provoquen equilibrios y el debate social, alentar contrapesos en la reconstrucción nacional es compartir las responsabilidades del cambio.