Por Jesús Michel Narváez
Uno pensaría que en la Secretaría de la Función pública cuentan con personal altamente capacitado para ocupar los cargos correspondientes a los Órganos Internos de Control, cuya función es revisar todas las acciones que se realizan en las dependencias federales.
Pero no, no es así.
Hay que imaginar que contendrá la Ley de Protección y Estímulos a Informantes y Alertadores (sic) Internos de la Corrupción, o séase “soplones” que seguramente tienen negras intenciones con sus superiores y estarán atentos a “cualquier evento que huela a corrupción gubernamental”.
Irma Eréndira Sandoval, la titular de la Función Pública se reunió con la bancada de Morena en San Lázaro y durante el encuentro se abordaron diversos temas, entre ellos, que mañana se aprobará la Ley de Austeridad Republicana y, por supuesto, la que amparará a los “soplones”.
Suponer que quienes “proporcionen información” sobre los presuntos actos de corrupción cometidos, por ejemplo, en el IMSS no traerá consecuencias, es irrisorio.
Porque es probable que se tomen medidas “correctivas” y se acuse a un funcionario de menor rango al del director de haber estado inmiscuido en alguna acción que podría representar corrupción y se le envíe directamente a chirona, porque ya es delito grave, aunque aún la reforma al artículo 19 está corriendo los congresos locales.
Si la titular de la Función Pública tiene que recurrir a los soplones, entonces los responsables de los Órganos Internos de Control quedarán evidenciados por sus incapacidades para descubrir lo que los “soplones” sí harán.
¿Cuáles serán los estímulos y la protección que se les brindará a quienes entreguen al “culpable” de un acto de corrupción?
Seguramente serán recompensas en metálico o ascensos en sus trabajos.
Claro, siempre y cuando la información “conduzca a la captura del culpable”, como rezan los pósters de la Fiscalía General de la República cuando ofrece una recompensa por alguno de los “objetivos” criminales a detener.
En esta cruzada contra la corrupción a la que todos nos sumamos, caerán cabecitas y no cabezotas del sector público y privado.
Se irán contra el que sabe cómo se maneja el jefe, la secretaria por ejemplo, porque sabrá todo lo que el superior realiza. ¿Y si no sabe nada porque el jefe es más vivo que un dolor de muelas?
La acusarán de encubrimiento. Porque el “soplón” aportó datos que la involucran con las ilegales acciones de su jefe.
¿Para que están los titulares de los Órganos de Control Interno que responden directamente a la secretaria de la Función Pública?
Para adornar los espacios públicos. ¿O sirven para otra cosa?
Los “soplones” se llevarán la gloria.
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