Por Jesús Michel Narváez
Con el anuncio de que el Gobierno federal comprará 500 pipas para combatir el huachicoleo, hay que esperar la reacción del sector privado que, quiérase o no reconocer, se la jugó en estos 10 días de desabasto casi total de gasolinas.
Nadie dice de dónde saldrán los recursos, que son bastantes millones de pesos –una pipa con capacidad de 30 mil litros –el remolque: 650 mil pesos modelo 2015- y el tractocamión usado –International Prostar Hi Rise 2015 un millón 250 mil pesos- alcanza la suma de un millón 900 mil pesos. Uno nuevo frisa los 3.5 millones de pesos.
Multiplicada la suma del usado por 500 unidades hablaríamos de 900 millones de pesos.
Surge la duda.
¿Se cancelarán las concesiones a los transportistas que durante años han realizado la entrega de combustibles?
De eso no confirma nada pero se filtra que se revisarán las concesiones y en la revisión también se encuentran las estaciones de servicio y los depósitos.
De las casi 13 mil que hay en el país ¿cuántas vendían combustible robado?
De acuerdo con informaciones incompletas –porque se trata de la secrecía de la carpeta de investigación-, en la Unidad de Unidad de Inteligencia Financiera que dirige el exfiscal electoral Santiago Nieto Castillo, hay evidencias que revelan el lavado de cuando menos 10 mil millones de pesos, parte de lo obtenido con el huachicol y además la propia dependencia hurga en los depósitos combustibles para comprobar fehacientemente que en ellos no se guardan combustibles robados.
Ahora todo es “vamos en contra de…” y solamente se esbozan los personajes que podrían estar involucrados en la protección y operación de los huachicoleros.
Por lo pronto, Vicente Fox y Felipe Calderón han desmentido que en sus respectivos gobiernos protegieran a algún o algunos criminales que roban combustibles. Enrique Peña Nieto ha permanecido en silencio.
Calderón, inclusive, reclamó al presidente López Obrador lanzar acusaciones que son calumnias. Y Fox ha pedido que se muestren las pruebas o que se calle para siempre. Algo así como la pregunta que se hace en las bodas: Hable ahora o calle…
Al conocer de voz del presidente en su mañanera conferencia que ya se abrieron los ductos, quienes nos enteramos, respiramos. Pero resulta que la verdad dista mucho de las palabras presidenciales que, incluso, reconocen que la escasez prevalecerá.
Este día habrá reunión de 11 gobernadores con la secretaria de Gobernación. ¿Van por la línea o para defenderé a sus gobernados?
De lo que resulte ya nos enteraremos de lo que quieran que sepamos. Mientras queda la interrogante: ¿para qué comprar 500 pipas? No serán suficientes para dotar de combustible necesario a cada estación de servicio. ¿Significa que se volverán a cerrar los ductos?
Si la interpretación es correcta, volveremos a irritarnos, porque pareciera que los consumidores finales merecemos ser castigados como si fuéramos los huachicoleros.
Porque así nos han tratado a lo largo de 10 días.
Y no, no somos los que robamos el combustible y tampoco los que lo vendemos. Somos las víctimas. ¿Está claro?
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