Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Utilizar la misma frase para todos los asuntos que, por omisión o negligencia no se atendieron en tiempo y forma, es un despropósito y más aun cuando se acercan las posadas.
Sí, repetir “México no es una piñata” y enseguida los corifeos de San Lázaro “aplauden” cual amaestrados fócidos.
¿Dónde está el secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes?
Estados Unidos informó la noche del martes que canceló 13 rutas de aerolíneas mexicanas y vuelos desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), luego de que por años
México incumpliera el acuerdo de transporte aéreo de 2015, según el secretario del Departamento de Transporte, Sean Duffy.
Una década y poco o nada se hizo por cumplir el acuerdo aeronáutico con Estados Unidos.
Cierto, a mitad del sexenio del probablemente último priísta que haya gobernado este país, entró en vigor el acuerdo bilateral. Ya estaba en marcha la edificación de lo que habría sido el mejor aeropuerto de América Latina: el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) y seguramente ello llevó al Enrique Peña Nieto a firmar el tratado.
Sin embargo, como diría la canción, todo se derrumbó, mejor dicho, todo lo derrumbo el expresidente López en “cumplimiento” de una promesa de campaña sin medir las consecuencias de habilitar la Base Militar de Santa Lucía como un aeropuerto “internacional”.
Si bien se construyó en tiempo récord, también impuso una marca de ineficiencia y de acciones para lograr que despegaran y aterrizaran en una de las dos pistas vuelos comerciales.
Por decreto presidencial se ordenó reducir el número de operaciones en el Aeropuerto Benito Juárez “porque se encuentra saturado” y, al mismo tiempo, que los vuelos de carga se trasladaran al AIFA aún y cuando no contaba con las instalaciones y vialidades necesarias para trasladar de la Ciudad de México al estado de México, al municipio de Zumpango para ser precisos, la ingeniería correspondiente para mantener productos y artículos que requieren refrigeración.
Es momento en que no hay una carretera, autopista o como se llamare, que conecte el AIFA con vías rápidas para trasladarse hacia la capital del país.
La decisión de Estados Unidos de cancelar 13 vuelos que afecta a Aeromexico, Aerobús y Volaris, es el segundo gran golpe para el “laureado” aeropuerto Felipe Ángeles. El anterior fue la disolución de la alianza Aeromexico-Delta, que acaparó los vuelos México-Estados Unidos y viceversa.
El traslado de los aviones cargueros del AICM al AIFA generó altos costos para las aerolíneas, retrasos en las entregas y reducción de espacios de almacenaje. A las personas que viajaban en las líneas mexicanas, por los vuelos que despegaban “más moderno aeropuerto del mundo” -no han visto los nuevos de China-, le costó y sigue costando cómo trasladarse.
Además, el AIFA no tiene vuelos internacionales con excepción de la línea del amigo Maduro.
Y claro, de los aviones que trasladan a personajes de la política internacional, básicamente de Estados Unidos, bajo el argumento de mayor seguridad.
Si el titular del Departamento de Transporte, Sean Duffy, pone sobre la mesa las cartas y afirma que “México no debe jugar” -en el sentido de no cumplir con el acuerdo no que abandone la mesa del póker-, es porque tiene elementos para hacerlo.
Dejó claro el incumplimiento de México y eso, por supuesto, tiene un costo.
Y ante la omisión o negligencia de los últimos 7 años, la presidenta sale a decir: “México no es una piñata”.
Lamentable la expresión en lugar de revisar el fondo del problema y tratar de remediarlo en lo posible.
A solamente 46 días de que inicien las posadas y se cuelguen las piñatas, viene a cuento el cántico: “dale, dale, dale y no pierdas el tino”.
¿Eso querrá la doctora que gobierna el país?
Supongo que no. ¿o SÍ?
E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, jesusmichelnarvaez266@gmail.com, Facebook Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.
