
*Coordinación Centralizada en el Gobierno
Federal Para “Garantizar la paz”
*Desde el Escritorio se Evaluarán Acciones de
Policías Estatales y Municipales
*La Privacidad Ciudadana Perdida en Tiempo
Real por la Intervención de Celulares
*¿El Argumento? “son Personas de Interés”;
no se Conoce Quiénes lo Tienen
JESÚS MICHEL NARVÁEZ
Federalismo, privacidad y libertades, están en riesgo.
A diferencia del pasado -posrevolucionario y neoliberal- en los gobiernos de la mal llamada “cuarta trasformación- el dócil Congreso de la Desunión, legalizó el centralismo para dar “seguridad” a los ciudadanos que “coordinará” todas las acciones que ejerzan fuerzas federales, estatales y municipales para recuperar la paz en el país, con lo cual el federalismo perderá gran parte de su existencia; desde la súper poderosa Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana la privacidad de los ciudadanos se hará añicos por la reforma que permite a la institución acceder a todas las bases de datos, públicas y privadas, en tiempo real bajo el argumento de ser “personas de interés” y con ello criminalizar a todos los ciudadanos y, el acceso a los celulares coartarán la libertad de expresión, de comunicación, de realizar negocios que “despierten sospechas de ilegalidad” y, de confirmarse, la prisión preventiva oficiosa será el arma letal para justificar las decisiones de las fiscalías que, con nueva reforma, regresarán a su antigua denominación: procuradurías.
Sin tomar en cuenta las opiniones vertidas por expertos en seguridad, telecomunicaciones, Guardia Nacional, derechos humanos y menos aún a las vertidas por las oposiciones, legisladores del oficialismo aprobaron en fast-track lo que se puede considerar un paso más hacia el derrumbe total de las instituciones, la militarización en la seguridad pública y la intervención telefónica además de apropiarse de todos los padrones en donde se encuentran registrados los ciudadanos.
El agregado que modifica la participación de las fuerzas castrenses priorizando a la Guardia Nacional, para que mediante una “licencia especial” -falso que existiera el término desde la Constitución de 1917- pueda disputar cargos de elección popular, lo que permitirá que sus elementos lo mismo se conviertan en legisladores, gobernadores y ¡presidente de la República. Incorporarlos en la administración pública, implica que podrían convertirse en gobernadores interinos y pasar a ser constitucionales o bien, si los que se encontraban en funciones por razones de “salud” deben abandonar el cargo antes de cumplir dos años de ejercicio, el que lo sustituya tendrá 6 mees para convocar a nuevas elecciones.
El artículo 82, tiene vigencia desde 1917 y es tan claro que no deja duda alguna.
En el inciso V se señala: V. No estar en servicio activo, en caso de pertenecer al Ejército, seis meses antes del día de la elección.
El texto en comento surgió para limitar la participación de militares -hay que observar que nunca se menciona a los marinos y claramente ejército- que formaron parte de las fuerzas que combatieron en la Revolución Mexicana y aquellos resultaron triunfadores no impusieran su poder fundamentado en las tropas que dirigieron.
El 83, con la dedicatoria a todos aquellos que prendieran imitar al jefe de los victoriosos, Álvaro Obregón, también respondía a los tiempos álgidos del final del movimiento armado que llegó a ser considerado como la “primera revolución social del mundo”. El sonorense ya había sido presidente de 1920 a 1924 y existía la prohibición para la reelección inmediata o ampliación de mandato. Interpretado el primer elemento, Obregón no buscó la reelección seguida sino pasada una en la que su subordinado, Plutarco Elías Calles ocupó la Silla del Águila. La suerte de Obregón es ampliamente conocida.
FEDERALISMO, LA
FIGURA EN RIESGO
De acuerdo con los textos de la Constitución de 1824, en sus artículos cuarto y quinto, “la nación mexicana adopta para su forma de gobierno la república representativa, popular y federal, lo que se entiende como una nación en la que habrá estados unidos a la federación.
Con algunos cambios en los que el fondo no se toca, las siguientes constituciones, pero fue hasta la de 1857, que se fortaleció el federalismo y se estableció que los Estados son Libres y Soberanos. Ya en la de 1843 ya se precisó en su artículo cuarto el establecimiento de Departamentos, que se convertirán en distritos, partidos y municipalidades.
Con una ruta definida, México se engrandeció con la soberanía y libertad de los Estados que, si bien lo eran para su gobierno interior sus constituciones estatales no podían estar por encima del marco jurídico de la Constitución federal.
En 1901, cuando Porfirio Díaz intentó derribar el federalismo nombrando a súbditos en los estados en los que los gobernadores no se alineaban con el dictador. Ya se conocía la idea de un movimiento para recuperar la democracia y en el Castillo de Chapultepec y Palacio Nacional fue ignorado hasta que 9 años después el pueblo, éste sí y completo, se levantó enarmas.
Regresando al presente, parece que los gobiernos de los últimos 6 años y 8 meses, no conocen la historia de la conducción política del país.
“Coordinar” a las policías estatales y las escasas municipales existentes, para alcanzar la “paz” de la que de la discute todas las mañanas y en las entidades federativas se instalan mesas para discutir de todo y hasta contar chistes, pero nada que afine la puntería para vencer la violencia, es una forma de arrancarle un pedazo importante a las Soberanías de los estados.
Las algunas luchas entre conservadores y liberales no son de ahora. La etapa más crítica la vivió Benito Juárez que, sin ánimo de deslegitimar sus acciones y que hoy deben ser ejemplo de las nuevas generaciones, también se contagió de la enfermedad llamada poder. Quizá por ello es el ídolo de quien gobernó y de la sucesora hoy ocupante de Palacio Nacional.
Sin embargo, se debe entender o tendría que entenderse que el México de hoy no es el México del siglo XIX.
De la independencia a la revolución, los cambios fueron fundamentales. De Los Sentimientos de la Nación a las proclamas morenistas hay una distancia que no se cubre con los cohetes de Elon Musk.
Despojar a los Estados Libres y Soberanos de una parte esencial de ser gobernado y que no es otra que la seguridad de sus habitantes, hace resurgir el centralismo y quien lo ejerce busca, mediante la coerción financiera, el dominante en todo el país.
El fracaso en el combate a la criminalidad y el narcotráfico tampoco es una novedad. Recordar las palabras de Gustavo Díaz Ordaz México es el trampolín y Estados Unidos la gran alberca, al referirse al trasiego de droga, no es ocioso. A 60 años de distancia, México hizo el trampolín más largo del mundo y Estados Unidos construyó decenas de albercas olímpicas.
Quizá el mayor problema lo representó el acérrimo odio de Andrés Manuel López hacia Felipe Calderón. Ir contra la corriente, se hizo política de Estado. A los criminales se les trató -se les trata a los grandes capos- con algodones y la impunidad con que actuaron hoy tienen en vilo a más de la mitad de las entidades.
La razón para despojar a los Estados Libres y Soberanos de una de sus mayores responsabilidades deja de ser válida cuando se advierte el recorte y casi eliminación de recursos federales para la contratación, capacitación, condiciones laborales dignas de las policías municipales. Las estatales quedan fuera por estar consideradas en los presupuestos gubernamentales, aunque nunca contarán con lo necesario para enfrentar el poder los criminales.
Aunque son temas abordados a fondo durante los últimos cinco lustros, los clamores de los ciudadanos y de los gobernadores son lanzados en el desierto.
LA PÉRDIDA DE
LA PRIVACIDAD
Justificada con una expresión de corte policial: “son personas de interés”, los diputados y senadores del oficialismo y de la oposición con excepción de los legisladores del PRI -cosa rara- aprobaron el acceso de los servicios de inteligencia a los teléfonos celulares en posesión de ciudadanos ajenos a la política o el crimen y el narcotráfico.
La decisión convirtió a todos los poseedores de equipos celulares en “criminales” por ósmosis.
La aprobación para tener acceso a todos los padrones en posesión de instituciones gubernamentales, estatales y privadas, con excepción de la que comprende la telefonía, deja en estado de indefensión a los usuarios y servicios o quienes, por normas legales, deben declarar ante el SAT, la CURP, el INE, el IMSS, el ISSSTE y demás instituciones oficiales.
Luis Fernando García, cofundador y exdirector de la organización R3D (Red en Defensa de los Derechos Digitales), declaró en una entrevista con Carmen Aristegui, puso énfasis sobre la consolidación de un sistema de vigilancia masiva sin precedentes en México, después la aprobación de las leyes de Ley de Investigación e Inteligencia y del Sistema Nacional de Seguridad Pública
“Se legaliza el espionaje militar que se ha llevado a cabo con ilegalidad todos estos años”, dijo, y recordó la utilización del software espía Pegasus en contra de periodistas, personas defensoras de derechos humanos “con impunidad”.
El experto martilló en el clavo: “Nunca te vas a enterar cuándo estén monitoreando tus datos. En realidad, es un sistema de vigilancia masivo propio de un régimen autoritario. Y suena muy escandaloso decirlo así, pero eso es lo que dicen las leyes”.
Salvo que de última hora haya sido modificado el artículo 21, sería una violación las escuchas.
El párrafo 11 apunta: Las comunicaciones privadas son inviolables. La ley sancionará penalmente cualquier acto que atente contra la libertad y privacía de las mismas, excepto cuando sean aportadas de forma voluntaria por alguno de los particulares que participen en ellas. El juez valorará el alcance de éstas, siempre y cuando contengan información relacionada con la comisión de un delito. En ningún caso se admitirán comunicaciones que violen el deber de confidencialidad que establezca la ley.
LAS REFORMAS
PARA EL ADIÓS
Con el paquete de reformas aprobadas, el adiós al federalismo, a la pluralidad, a las policías civiles, al poder judicial de verdad y a la privacidad ciudadana, se convierte en un hecho irrefutables.
¿Ganan los liberales y pierden los conservadores?